Asesinato en el Expreso de Oriente
Asesinato en el Expreso de Oriente
Una selección de actores exquisita para la historia de siempre
7 Butacas
Es cierto, la vimos varias veces, ya sabemos todo, no nos funciona aquello de la inquietud por saber quién lo hizo, pero no importa, el placer de ver un puñado de grandes actores, confinados en un tren en medio de una avalancha de nieve, y con un cadáver fresco en uno de los camarotes, es una tentación irresistible.
Kenneth Branagh se pone otra vez tras la cámara para dirigir este clásico de Agatha Crhistie, y para ponerse adelante de cámara para interpretar a su inspector más famoso, protagonista de varios de sus libros, el belga inefable, Hercules Poirot.
El hallazgo de esta nueva puesta es la teatralidad, propia de la mano de Branagh, y el cuidado de las imágenes y climas.
Y no es menor eso de salir por un momento de los superheroes y los superpoderes, que parece que es la única manera de hacer películas hoy.
Si nos abstraemos de esa fiesta, la elección del elenco es muy ajustada, con buenas interpretaciones aún de los roles menores (no los enumero por espacio) y la dirección es ajustada.
Pero si bien el entusiasmo dura, la verdad es que por más que todo funcione bien, el recorrido de la investigación, el método Poirot de las sucesivas entrevistas, en las que todos pueden haberlo hecho, necesita de algún otro recurso más allá de los diálogos con cámara subjetiva.
Parece que no nos alcanza con el clásico, aunque lo añoramos.
Un vendedor de arte y antiguo y ex estafador, interpretado por Johnny Depp, es asesinado con la puerta cerrada por dentro, en su camarote del exclusivo Orient Express. En ese viaje, para mala suerte del asesino, viajará en plan de vacaciones el mejor detective del mundo, como se autodefine, Hercules Poirot.
Entonces, en ese escenario y con un crímen a escasos metros suyo, que atrapa su atención, nos dedicaremos a pensar con él, todos los ángulos posibles, las coartadas de todos los que tuvieron algo que ver con el muerto, y sus explicaciones.
Buenas interpretaciones, bien Branagh interpretando al apasionado por la simetría Poirot, y correcta recreación de época.
Un poco de aire fresco entre tanto efecto especial
Una selección de actores exquisita para la historia de siempre
Es cierto, la vimos varias veces, ya sabemos todo, no nos funciona aquello de la inquietud por saber quién lo hizo, pero no importa, el placer de ver un puñado de grandes actores, confinados en un tren en medio de una avalancha de nieve, y con un cadáver fresco en uno de los camarotes, es una tentación irresistible.
Kenneth Branagh se pone otra vez tras la cámara para dirigir este clásico de Agatha Crhistie, y para ponerse adelante de cámara para interpretar a su inspector más famoso, protagonista de varios de sus libros, el belga inefable, Hercules Poirot.
El hallazgo de esta nueva puesta es la teatralidad, propia de la mano de Branagh, y el cuidado de las imágenes y climas.
Y no es menor eso de salir por un momento de los superheroes y los superpoderes, que parece que es la única manera de hacer películas hoy.
Si nos abstraemos de esa fiesta, la elección del elenco es muy ajustada, con buenas interpretaciones aún de los roles menores (no los enumero por espacio) y la dirección es ajustada.
Pero si bien el entusiasmo dura, la verdad es que por más que todo funcione bien, el recorrido de la investigación, el método Poirot de las sucesivas entrevistas, en las que todos pueden haberlo hecho, necesita de algún otro recurso más allá de los diálogos con cámara subjetiva.
Parece que no nos alcanza con el clásico, aunque lo añoramos.
Un vendedor de arte y antiguo y ex estafador, interpretado por Johnny Depp, es asesinado con la puerta cerrada por dentro, en su camarote del exclusivo Orient Express. En ese viaje, para mala suerte del asesino, viajará en plan de vacaciones el mejor detective del mundo, como se autodefine, Hercules Poirot.
Entonces, en ese escenario y con un crímen a escasos metros suyo, que atrapa su atención, nos dedicaremos a pensar con él, todos los ángulos posibles, las coartadas de todos los que tuvieron algo que ver con el muerto, y sus explicaciones.
Buenas interpretaciones, bien Branagh interpretando al apasionado por la simetría Poirot, y correcta recreación de época.
Un poco de aire fresco entre tanto efecto especial
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