Task
Hace un par de años una serie policial nos desencajó por la destemplanza, por lo rústico y lo duro de meternos en la vida de una agente, en ese caso la extraordinaria Kate Winslet, que mientras investigaba un caso tenía que lidiar con su propia vida, nada fácil.
6 Butacas
Todo era gris y húmedo, y sobre todo, no había mucho espacio para las sonrisas.
La serie era Mare of Easttown, y su creador lo hizo de nuevo, pero ya sin sorpresa, con lo cual le pedimos algo más a Task.
Si bien el esquema es el mismo, un agente del FBI cansado y haciendo trabajo de oficina, un papel muy bien armado por Mark Ruffalo, no nos imaginamos qué es lo que pasa pasando el porch de su casa, y cuando nos estamos enterando, lo ponen otra vez en actividad para asignarle un equipo especial, una fuerza de tareas (Task) para investigar una serie de asaltos perpetrados por tres que usan máscaras de terror, a casas en las cuales hay drogas y dinero proveniente de esas transacciones.
Sin dudas hay alguien que pasa esos datos, y lo que están haciendo es robarles a la poderosa organización de motoqueros, Dark Hearts (acá nos acordamos de Sons of anarchy claro).
A medida que nos vamos metiendo en la historia, que es clásica, no nos ofrece giros nuevos, vamos descubriendo a ese Tom Brandis, el agente, que resultó ser un ex sacerdote, recién enviudado, con una hija mayor que le dio un nieto, y dos hijos adoptados, varón y mujer ya jóvenes también, con el varón en la cárcel nada menos que acusado de haber sido culpable de la muerte de su mamá adoptiva.
Un dramón, que si bien no interfiere en el trabajo del agente, es la causa de sus hombros caídos y su alcoholismo a escondidas.
Comanda un equipo dispar, con agentes eficientes, una que no es nada eficiente y un soplón.
Y del otro lado, la contracara, son dos recolectores de residuos, que van por todas esas casas a las que atacan, a partir de revolver su basura y recibir también datos desde algún lugar de la organización.
Ellos son Robbie (Tom Pelphrey) y Cliff (Raúl Castillo), en especial Robbie, logra una química con su perseguidor, que vale la pena todo lo demás.
Es un malo bueno, un tipo que hasta el final tendrá claro para qué quiere ese dinero, para vengar qué cosas y para asegurar los futuros de los suyos.
Task cumple con todos los requisitos. Hay tiroteos sangrientos, cadáveres y bolsas llenas de fentanilo en lugar de dinero robado en huidas caóticas que luego tendrás que vender. Lo cual requiere encontrar un comprador. Lo cual requiere involucrarte aún más en el mundo de las drogas y ser más identificable para quienes buscan destruirte por matar a sus hombres y robarte sus 12 kilos de fentanilo. Sobre todo porque también secuestraste a un niño testigo en el proceso.
Los roles de los niños, los dos hijos de Robbie, el niño que queda en medio de ese robo de la última casa y sobre todo su sobrina Maeve (Emilia Jones) son un punto también alto del relato.
El tema es que no da respiro, y es como si fuese demasiado todo junto en términos de desgracias, no hay lugar para una sonrisa, ni siquiera arrancada por algo de humor negro.
Una trama policial, envuelta en un drama, al estilo británico pero en los márgenes de Filadelfia con un gran trabajo de los dos protagonistas, la vuelta de Ruffalo a un rol potente y una trama que nos recuerda a una serie que nos impactó y gustó mucho, eso no le juega a favor.
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