Jay Kelly
Jay Kelly de Noah Baumbach, es un estudio sobre un hombre (después actor, después celebridad) en medio de una crisis de personalidad que se preocupa de no tener una. Parece darse cuenta que es solo las personalidades que los personajes de ficción que fue interpretando y es además, la comodidad de la gloria que la celebridad le ha otorgado.
7 Butacas
Hay algo que esta película te deja claro, Clooney es sin dudas de los pocos actores que pueden ponerse en blanco y negro y entrar al bar de Gary Cooper, Paul Newman, Marcello Mastroiani o Cary Grant. Pertenece por estirpe, más que por su carrera cinematográfica, a ese olimpo sin tiempo.
La película nos mete en una crisis, algo se rompe en la estrella y todo lo que lo rodea (que es mucho, un actor de este calibre anda con una especie de pequeña empresa orbitando a su alrededor) se pone en pausa, algo le hace ver (lo vio siempre pero ahora paró el tren) que se perdió demasiadas cosas en su vida por esa carrera, por hacer de esos hombres buenos, esos personajes que ni siquiera sabe como son en realidad.
La ocasión de un homenaje en Italia, homenajes que usualmente rechaza pero este lo acepta, hace que por primera vez en años se embarque en la aventura de vivir con los pies en la tierra, buscando a la hija menor que está de viaje para invitarla a compartir con el ese premio.
Toma trenes, la gente lo reconoce, se entusiasma con la idea de ver el mundo más allá de la ventanilla blindada de su camioneta.
Y allá va.
Y en el camino, con un buen artefacto narrativo, le pasarán cosas que lo harán repensar su vida de manera más o menos convencional pero interesante.
Hay un papel muy bueno, no es extraño, de Adam Sandler como su representante, un todo terreno que le soluciona la vida, que lo quiere sin esperar nada a cambio y que está siempre a su lado, de alguna manera también restándole horas a su familia por los caprichos de la estrella. Hay una reflexión ahí también, brutal, sobre esas relaciones o superficiales o motivadas por los negocios, que rodean a estos personajes.
Para Ron (el personaje de Sandler), Jay es casi como otro hijo, alguien cuyas necesidades se priorizan sobre las suyas y cuyas inseguridades necesitan ser apaciguadas. Incluso podría ser el hijo favorito de Ron. Él es quien paga las cuentas.
Hay algunas breves pero intensas historias paralelas, la que juega con un personaje que encarna de manera brillante Billy Cudrup, nada menos que un amigo de la juventud con quién fueron a una audición (Jay para acompañar, pero es el elegido) y uno no queda mientras empieza y despega la carrera del otro, la historia del cheescake es sencillamente desopilante, te arranca risas cada vez que aparece, y también la de su descubridor, un director que en sus últimos días, sin que Hay obviamente lo sepa, le pide que trabaje en una película más bajo sus órdenes (necesita la plata) pero el no accede y a los pocos días se entera de la muerte del director.
Es una película que funciona en parte porque un actor que conocemos analiza las trampas de la fama y la dificultad de interpretarse a sí mismo en lugar de un personaje predefinido.
Otra de las historias es con su hija mayor, que es la más desesperanzadora de la película. "Mi papá nunca estuvo allí". En uno de los capítulos más emotivos de la película, Jessica (la mayor) habla del dolor de ver a su padre interpretando a un padre amoroso en la pantalla a pesar de nunca sentir eso en casa.
Hacia el final la película ensaya algo así como una redención, un golpe de efecto fuerte pero necesario, ya se hablaron todas las cosas que había que hablar, ahora hay que ver cómo reacciona el actor estrella, cómo procesa todo lo fuerte que le acaba de pasar.
Ese homenaje, que repasa su carrera, lo encuentra solo en una sala que lo aplaude sin conocerlo de verdad. Es producción de Netflix



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