Una muerte silenciosa

Oscura y rústica, una historia patagónica bien contada y bien actuada, que no abusa de ningún recurso y además, nos saca de los edificios de Buenos Aires para maravillarnos con un entorno hostil pero hermoso.


9 Butacas



Es una historia que podríamos imaginarla en algún pueblo de Estados Unidos, o en Galicia (como As bestas) o en Irlanda.

Historia de gentes simples, rústicas, curtidas por el frío, cuyas horas son largas y que tienen historias entre ellos que no se cuentan, que se cuentan con miradas, con gestos, historias duras que no salen a la luz y por lo tanto nunca se resuelven.

Octavio (personaje que interpreta siempre bien Joaquín Furriel) es un conflictuado guía de caza en el bosque neuquino, vive solo, es desprolijo y se medica para dormir, como si hubiera algo que definitivamente le quitó la posibilidad de solo poner la cabeza en la almohada para que ocurra el milagro.

Tiene una cuñada, el personaje que encarna Soledad Villamil (elige bien los papeles que actúa, está en una madurez muy interesante como intérprete), que es panadera y vive con su hija adolescente y alguien mayor que no está claro qué rol juega en su vida (Victor Laplace, ex gendarme) .

También está Klaus (un Alejandro Awada extraño) que vive con su hijo Max (que parecería estar en el espectro autista, que saca fotos de los animales muertos que cazan los clientes de su padre y Octavio) y su esposa que encarna María Marull.

Son aldeanos, son solitarios, aprendieron a vivir en el frío y trabajan bien pero ocasionalmente, cuando llegan gringos a cazar ciervos.

Habrá una muerte, que parecería ser fácil de esclarecer pero no lo será, habrá tensión en todos y los equilibrios, que sostienen sus vidas y las relaciones entre ellos, se rompen, no eran tan sólidos como parecían, se resquebrajan por la frustración de no poder saber qué pasó.

Buenos personajes, oscos, complejos debajo de la aparente simpleza de sus actos, una trama policial que no tiene rebusques, que se cuenta sola pero que deja espacio para el misterio, y una dirección sobria hacen de esta película una buena narración, con los condimentos de los clásicos, con una buena decisión de locación y buenas interpretaciones.

El final está muy bien, y contrariamente a lo que podríamos pensar, que las cosas se ponen en su lugar, como si fuera un loop eterno, la resolución de las cosas va a generar nuevas frustraciones y seguro, heridas para el futuro.

No es una película que nos va a sorprender con los giros en su trama, de alguna manera hay un momento en el que vemos venir el desenlace, lo interesante es cómo está contada.

Esta muy bien, tiene todo para ser replicada en otras geografías, porque ofrece ese costado muy rico, que es filmar en el interior del País, historias de gentes que viven con otros tiempos, otras preocupaciones, otras necesidades.


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