La chica de la aguja

Habrán pasado 100 años desde que tuvieron lugar los hechos que cuenta la película, 100 años son un montón, pero así y todo, es difícil pensar que pudieron pasar, por lo brutales y lo desalmados, pero a la vez no podemos dejar de pensar que, en algunos estratos sociales, poco cambió.



8 Butacas




Esta película, muy nominada (Golden Globes, Sevilla, Cannes, Oscars) y muy brutal, tiene una textura, una música y una cadencia, que la hacen insoportable y a la vez magnética.

Todo es sombrío, miserable y brutal en este relato hermosamente realizado en un blanco y negro necesario, no puede ser de otra manera para retratar la marginalidad de las mujeres al margen de la escala económica, descartes, viviendo tan pobremente y tan utilizadas que da miedo, pero a la vez, resulta patéticamente creíble.

Karoline es la protagonista, una belleza que se va ajando a medida que pasan los minutos, vive sola y cuando la conocemos, está siendo desalojada del cuarto en el que vive, porque hace 14 meses que no paga. Ya no pueden bancarla, y a pesar de tener trabajo y estar sola, lo que gana no alcanza.

Es la primera guerra mundial en Dinamarca, y todo es barro, todo es lumpenaje, hambre y miseria en la calle.

Es bella, y esa belleza atrae a su jefe, director de la hilandería que lleva el nombre de su familia, grandulón que con poco le alcanza para terminar relacionándose con ella, a cambio de un vestido y unas caricias. 

Embarazo y la Baronesa, mamá del bonachón, que le echa de su vida de manera brutal y miserable.

Ahora embarazada, en otra pocilga y juntando papas, da a luz, así, sin peridural, y su vida con un bebé se hace más compleja todavía. Es cierto, volvió su marido que estuvo en el frente, pero con una herida en la cara que lo hace descartable para todo, menos para trabajar en un circo de fenómenos como atracción vulgar y ominosa.

Cuando en un intento desesperado (no vamos a contar qué es lo que intenta hacer, pero imaginarán) es abordada por una enigmática mujer que le dice que puede ayudarla a que esa criatura encuentre una familia que la quiera y la cuide y la críe.

Esa mujer, que es el origen de esta historia, es Dagmar Overbye y su caso estremeció en los diarios.

Esa relación, hasta que Karoline descubre lo que realmente sucede con esos niños, es de una crueldad y un domino brutales, con drogas incluidos, y la desesperación como telón de fondo.

Pocas veces una historia duele tanto, deja tan perplejos a los espectadores, por lo desapacible y tenebroso y a la vez, por lo descartables que son algunas vidas en los márgenes.

Es una historia tan brutal que había que contarla así, sin ningún atenuante, sin luz, sin color y sin alma.

No la vean en domingo, pero no dejen de verla.


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