The pengüin lessons

Basada en una historia real que sucedió en Quilmes, en el colegio Saint George en el año 1976, hay buenas intenciones y un gran actor, pero la mirada de los europeos acerca de América Latina en general y nuestro País en particular, es de una simpleza y estereotipos tales, que viéndola desde acá, derrumba cualquier buena intención.


5 Butacas



Estas películas con historias breves, entrañables, extrañas por lo inusuales, tuvieron su momento de gloria hace muchos años atrás, hoy son una rareza que no logran captar la atención.

Tom Michell (el magnífico Steve Coogan) es un profesor inglés de inglés, que viene a Quilmes a hacerse cargo de un curso en el prestigioso colegio inglés, al que van las clases más acomodadas de nuestra sociedad.

Llega en un momento complejo del País, en pleno comienzo del golpe militar de 1976.

El director es hábil en este tipo de historias, es el mismo de The full monty, pero en este caso esta película no va a tener esa trascendencia, parece fuera de época.

Coogan está muy bien componiendo a este profesor solitario, que viene como un hombre blanco privilegiado desde el centro de la civilización a vivir en un lugar muy complicado al que el jamás se va a integrar pero lo va a intentar.

Ve todo con una distancia que apabulla. Lo que la película muestra es todo estereotipo, bien trabajado, pero lugar común al fin.

Intenta contar de qué fue ese golpe, de qué fueron las desapariciones, y cómo se vivía el espanto en las calles, pero como historia accesoria de la historia principal que si, tiene que ver con un pingüino! 

Como acaba de suceder el golpe de estado, y los alumnos de ese colegio necesitan algún tipo de protección hasta que las cosas se calmen, les dan una semana de vacaciones a todos. Vacaciones que aprovehca el profe para irse a Punta del Este.

Ahí intentando un juego de seducción con una uruguaya que lo va a dejar con las ganas, salva en un acto de heroísmo para ya sabemos qué fines, a un pinguino empetrolado.

Se lo tiene que llevar porque el pinguino no quiere volver al mar y...si, lo lleva al colegio.

Tanto se adapta, que se mete en las clases, lo tiene en su departamento y busca la complicidad de todos para que el director no se entere porque no se permiten mascotas.

Ahí hay algo de La sociedad de los poetas muertos, ese profesor que no solo enseñará inglés a partir de la literatura, sino que lo hará con enseñanzas de vida.

La película ahí se llena de lugares comunes, de lecciones, de cuestiones que se abordan a partir de la violencia desde el estado, las historias de vida de los que se rebelan, pero todo demasiado superficial, como llenando casilleros para cumplir con lo que el libro quería expresar pero sin importar tanto el relato.

De nuevo, Coogan de lo mejor, incluso con un muy correcto castellano.

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