Viudas negras
A diferencia de los contenidos creados por los varones de su generación, esta miniserie creada por Malena Pichot no se caracteriza por el desborde o jugar muy al fleje con el humor, es más bien un modelo clásico.
8 Butacas
Si pensamos en Porno y helado o División Palermo, por citar dos casos, tenemos una especie de patrón, producciones que apelan a los intérpretes de las redes sociales, y temáticas muy al borde en términos de los temas para hacer comedia (la discapacidad, los perdedores), en cambio Pichot trabaja sobre un modelo clásico de comedia de personajes, y priorizando una historia como continente de esos personajes.
Ella además protagoniza, junto a Pilar Gamboa, encabezando un elenco clásico, con intérpretes conocidos y consagrados, que vibran bien en sus personajes en tono de comedia levemente negra.
Ellas son amigas de la infancia en Flores, pero sus caminos se separaron hace muchos años, después de la juventud, el personaje de Pichot quedó en el barrio con un centro de belleza y dos mellizos muy correctos y el de Gamboa voló a un country de zona norte, dejando atrás (sin volver a ver a su madre y su hermano) esa vida anterior.
Un personaje de sus años de rebeldía y desbordes sale de la cárcel para pedirles un último favor, es el personaje de Fernanda Callejón (algo sobreactuada en su actitud tumbera y marginal) que fue de alguna manera quien las introdujo en ese mundo de las "viudas negras" de juventud.
Un caso había quedado mal, un jugador de fútbol muy famoso y rico había sido encontrado muerto después de una noche con ellas dos, un exceso y una culpa oculta con la que cargaron hasta que ese pasado y esa tragedia aparece de nuevo en sus vidas.
Ese es el arranque y la historia tiene de bueno que no se apartarán nunca de esa historia, y se va a ir complicando cada vez más hasta un desenlace muy bien pensado, con giros que se resuelven todos en el último capítulo (son 8 cortos, menos de media hora).
Está bien la historia, están buenos los personajes, y sobre todo, es un humor inteligente pero contenido, actual pero clásico de alguna manera.
Alan Sabbagh es el esposo de Gamboa, un simpático empresario textil con mucho que ocultar, la mamá es una desbordante y bien recuperada para la comedia Georgina Barbarosa y el hermano es un personaje parecido al coprotagonista de Notting Hill, compuesto acá por Julián Lucero.
Hay un trío extraordinario, que lleva al límite del absurdo a las mujeres aburridas de los barrios cerrados, que lo integran Mónica Antonópulos, Marina Bellati y Paula Grinzspan.
Y participaciones especiales, como Pachu Peña, Julián Kartún, Emilia Mazer, Minerva Casero y Jerónimo Bosia (el Bonavena de Ringo, la serie).
Un dúo espectacular son las dos chusmas del barrio que están todo el día en la peluquería, Chichita y Nelly, que son Mónica Raiola y Noralíh Gago, un descubrimiento.
La historia las hará volver a "trabajar" para pagar una vieja deuda, y en el medio de alguna manera exponerse y poner en riesgo la vida que construyeron a espaldas de esos excesos de juventud.
Hasta que ya no pueden hacerlo y todo parece que se desmorona.
El ritmo de la serie es muy bueno, y los capítulos cortos ayudan a seguir la trama con mucha atención, dejando siempre algo pendiente para el que sigue, manteniendo la atención en algo.
Los personajes también tienen un crecimiento cada uno en su historia, que de alguna manera guarda relación con la historia central, de manera que todo contribuye a que sea más rica.
Bien hecha, con buen estándar de producción, una buena banda de sonido y una gran maqueta de diseño (de títulos, vestuario, locaciones) lo que hace al conjunto.
Buena producción nacional, mucho menos zarpada de lo que podíamos suponer con los antecedentes creativos de Malena Pichot.
Comentarios
Publicar un comentario