El oso (temporada 3)

Más íntima, sutil y sofisticada, la tercera temporada es también distinta a sus predecesoras. Su creador Christopher Storer, que además escribe y dirige, innova en cada temporada, haciendo algo totalmente distinto a la anterior, pero unidos por un alma común, la pasión por nutrir.


8 Butacas



En esta tercera temporada (y se viene la cuarta) vamos a hacer foco en cada uno de los personajes, de dónde vienen, cómo llegaron ahí, cuáles son sus historias, y de esa manera vamos a entender un poco más de la magia que los une a pesar de los gritos y las histerias.

Será una temporada entera dedicada a la sutileza de los vínculos, a la extraordinaria capacidad que cada uno tiene de dar su esencia para ese objetivo común que es llevar adelante un restaurante.

Ya abrieron, ya pasaron por los problemas de esa apertura, ahora ese restaurante tiene que crecer, evolucionar, Carmen (Jeremy Allen-White) no puede sencillamente quedarse tranquilo, no puede, y ahora querrá que no solo el restaurante rinda (todavía no lo hace) para poder devolverle el dinero invertido a su tío, sino que querrá que sea reconocido, y que le den una estrella Michelin.

Para eso cambiará el menú todos los días, los pondrá a prueba a todos, los llevará al límite de sus capacidades y sus nervios con su lista de "no negociables" y si bien los tendrá más unidos que nunca, también los tendrá pensando qué hacen ahí, por qué lo siguen.

Una temporada muy de detalles, en la que Carmy repasa su propia carrera aprendiendo de los mejores, sus viajes desde el día que dejó Chicago con unos pocos pesos que le dio su hermana Natalie (que en esta temporada se convertirá en madre) a recorrer las cocinas más exigentes, a trabajar con los Chefs más complejos y tiranos y a forjar su temple y sus destreza.

Es una temporada que también tiene sus momentos de tensión, sus insomnios, pero que suma una magnífica puesta en escena de los platos, las elaboraciones de esas creaciones maravillosas de estos alquimistas de la cocina, unos primeros planos extraordinarios llenos de textura y color.

Es una temporada de transición, en la que todo está por suceder y todavía no sucede, a Chef Sydney le ofrecerán otro trabaja muy atractivo mientras esperan que firme la sociedad de este restaurante que levantaron entre todos, Chef Marcus perderá a su madre, Richie se endereza definitivamente mostrando una madurez y una evolución increíbles mientras su ex mujer se prepara para volver a casarse, y Tina se esfuerza en aprender a cocinar como los mejores.

Una temporada puente en la que no va a pasar mucho, pero en la que los personajes van a tener todos un protagonismo lleno de sensibilidad y guión.

Capítulos cortos, 10, y en esta una fotografía y ritmo distintos, más pausados, más profundos.

Vuelve a protagonizar un capítulo Jamie Lee Curtis, y es todo lo que está bien, con esa madre siempre a punto de explotar. Y además unos exquisitos momentos de Olivia Colman y de Oliver Platt, el tío.

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