Goyo

Goyo es un estreno argentino muy pero muy Netflix, quiero decir, se esfuerza por que nadie se sienta molesto, agredido o cuestionado por algo del contenido. Hace equilibrio entre lo que cree que nos va a gustar. 

4 Butacas

Lo que pasa con Goyo es que elige contar una historia que si se pasa de edulcorada o de condescendiente la pifia, y creo que hay algo de eso, en el tono, es una comedia pero aborda un tema que hay que tratar con seriedad.

Goyo es un guía del Museo Nacional de Bellas Artes, pero es un guía especial, es asperger, tiene esa condición, y si bien no recibe un tratamiento especial por parte de nadie (al menos así lo deja en claro la película) se lo ve demasiado solo e independiente haciendo su trabajo.

Una mañana ve a Eva (Nancy Duplaá) caminando entre la lluvia y se enamora de solo verla, aun sin sospechar que el destino tenía una buena noticia llegando, Eva esa mañana comenzaba a trabajar en el museo, como guardia de seguridad.

Como es de suponer, la historia tocará todos los lugares comunes, cómo Goyo se irá acercando a esa mujer para conquistarla a su manera, y cómo, en ese viaje, vamos a entender algo más de su condición.

Después, es una típica comedia de amor, habrá encuentros y desencuentros y habrá imágenes de esas que intentarán hacernos entender cómo es vivir en el espectro.

Lo que me pregunto, porque es creo que muy importante, es si ese perfil que interpreta Nico Furtado tiene el asesoramiento necesario para que además de pintoresco y llamativo, aporte algo con relación a cómo interactuar con tantas personas en esa condición que conviven con nosotros, sobre todo con adultos.

Los roles de Furtado y Duplaá están sobreactuados, FUrtado (que es muy bueno) no termina de encontrar el ritmo, el tono, los aspectos centrales de un personaje que es muy desafiante, unos gestos corporales y un hablar mecánico y erudito o repetitivo parecen que alcanzan, pero no alcanzan.

Duplaá hace el rol que mejor le sale, la pobre luchadora que tiene siempre que andar con el mundo sobre sus hombros, y lo hace siempre igual, correcto, pero igual, no le agrega matices.

El otro punto es que la película parece cortar camino, es decir, llegan muy rápido a la primera noche de amor, demasiado, no hay preguntas por parte de Eva, no hay ninguna reflexión acerca de un proceso que se da demasiado rápido para no ser dentro de los cánones de la comedia.

Hay algunos puntos altos, el oficio sin límites de Pablo Rago y de Soledad Villamil como los hermanos amorosos de Goyo, los que lo cuidan y protegen y los que de alguna manera son su soporte.

En definitiva, una comedia edulcorada, que toca muy por arriba y sin golpes bajos el tema central, aquellos que viven dentro del amplio Espectro Autista, con un guión que intenta ser moderno pero que por momentos es demasiado subido de tono sin que eso le agregue nada.