¿Quien lo mató?

Producto mexicano de buen ritmo y armado inteligente que nos permite disfrutar de un entretenimiento sin hacernos demasiadas preguntas. En definitiva en esta parte del mundo los crímenes sin resolver son cosa de todos los días, aunque se trate de uno del que hablaron todos en un País en el que la violencia parece mandar.



6 Butacas




Paco Stanley era un popular presentador de TV, de las cadenas grandes, un tipo admirado y con los años poderoso que tenía el cariño popular y además el respaldo de una popularidad a toda prueba.

En 1999 fue asesinado a balazos en la puerta de un restaurante al que había ido a desayunar con parte de su equipo del programa.

La serie, de Amazon estrenada hace unas semanas, va a hacer una especie de autopsia de ese hecho desde la mirada y los ángulos de sus colaboradores más cercanos, y del procurador general del estado.

Veremos entonces ángulos diferentes de los mismos hechos, con la interpretación de cada uno de los involucrados, que van a contar cosas similares pero no iguales, como sucede siempre que pedimos a los testigos que nos cuenten un hecho.

La historia en este caso es más compleja, porque al no tener respuestas, la justicia fue inculpando alternativamente a varios de ellos, de manera que sus relatos siempre fueron relatos muy complicados porque estaba en juego la libertad.

Está bien actuada, sobre todo por un personaje que es un muy buen actor, Luis gerardo Méndez, al que descubrimos en Narcos hace unos años en un gran papel.

Tiene ritmo, tiene mucha sangre mexicana corriendo por los guiones, no han hecho ningún esfuerzo por internacionalizar el relato, y eso es bueno, porque la idiosincrasia tiene mucho que ver con cómo los datos se van concatenando, y además hay una buena elección del elenco y reproducción de la época.

Stanley había crecido mucho a partir de esa fama, y eso lo había llevado a cruzar algunos límites, sus excesos, sus coqueteos con capos del negocio de la droga en México, sus adicciones, lo convirtieron en una bomba de tiempo caminando, incluso a veces traspasando ese vértigo a la pantalla.

Había varios tras él, para cobrarse cosas, alguno lo hizo, pero como suele pasar con la justicia en estos países (no seamos injustos, en otros también) no sabemos todavía, 25 años después, ¿quién lo mató?

La serie tiene unas licencias que descolocan, los títulos, algunas picardías en el guión, que no se toman tan en serio el drama que implica el hecho en sí mismo, lo que puede ser fresco, pero también pude descolocar al espectador.

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