La sustancia

Me impactó ver a Demi Moore en este papel. Por la valentía de ponerse frente a la cámara desnuda de físico pero también de alguna manera de alma, de qué sucede en la mente de una mujer que tiene algo más de 60 años con ese estado.


7 Butacas



La película es despiadada, es música, baile, neón y promesa de juventud eterna. Carece de sutileza y es algo tonta en su trama y larga, pero con Demi Moore y su forma de encarar a la protagonista, todo se soslaya.

Mientras nos arreglamos para los focos escondemos adentro nuestro a una persona menos agradable?

Está ahora en cines, mediados de octubre, en Buenos Aires.

Ella es Elizabeth Sparkle, una especie de María Amuchástegui de la TV americana, que baila todos los días a ritmo frenético enfundada en sus calzas y sus mallas enteras, para decirles a las amas de casa que si hacen eso todos los días, esas rutinas de saltos y piruetas, se van a ver tan lindas como ella.

Pero ella percibe que está en el ocaso del programa, que los ejecutivos, machistas despiadados y groseros para los que el tiempo de la corrección política no llegó, quieren sangre joven, lozanía y energía que la estrella no puede darles en esa cantidad.

Con el corazón destrozado por haber sido reemplazada básicamente por su edad, se entera de un misterioso producto llamado The Substance, que crea una versión más joven de sí misma que le permitirá seguir trabajando en el negocio del entretenimiento obsesionado con la juventud y las líneas.

Claro, todo es raro, la manera de llegar a ella, la comunicación a una voz en el teléfono, las instrucciones, el lugar adonde tiene que retirar el tratamiento.

Las instrucciones son muy específicas, habrá otra Elizabeth, más joven, más enérgica, más bella, pero serán una sola. Y esas instrucciones que deben ser seguidas de manera estricta, estipulan que serán 7 días exactos de vida y letargo de cada una de manera alternada, sin excepción, una misma conciencia, una sola persona con dos cuerpos.

El otro cuerpo, que comparte conciencia, es Margaret Qualley, la hermosa y buena actriz hija de Andie MacDowell.

Es una película cruel y de gran impacto visual. Es repugnante y desquiciada, y a la vez mueve a ternura y a autoindulgencia.

Tengo que decir que las escenas de agujas, de cosas que pasan en el físico, me parecen innecesarias y suelo taparme para no verlas, y esta películas recurre mucho a esos momentos, lo que es bastante perturbador.

Una especie de horror corporal, muy cercano al cine de Cronemberg, que me desaliente mucho, pero que reconozco que es efectivo.

Es una reflexión despiadada acerca de la juventud eterna y lo que estamos dispuestos a hacer para lograrlo.

La insatisfacción al verse, a pesar de verse bien para su edad, muy bien, pero que en su mirada vemos el descontento y el odio hacia si misma, el vacío.

Elizabeth está tan disgustada con la imagen que le devuelve el espejo, que se saca con fuerza el lápiz labial y se arranca las pestañas postizas. 

No puede ver su propia belleza, y eso cambiará su vida.

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