The diplomat (T2)
Mucho mejor que la primera temporada, nos ahorramos además el trabajo de conocer a los personajes, a la embajadora Wyler y su esposo Hal están metidos otra vez en un thriller diplomático de enorme hechura.
9 Butacas
No hay respiro en estos 6 capítulos que acaba de estrenar Netflix, porque los guiones son geniales, porque todo el tiempo pasan cosas y cuando parece que el relato se relaja un poco, aparece una novedad que lo pone todo patas para arriba
Ya sabemos cómo es la embajadora Kate, es eléctrica, es insegura, pero a la vez de tan auténtica puede ser explosiva.
Y ya sabemos que la están mirando también para ser vice presidenta de Estados Unidos, ya que la actual VP enfrenta un problema serio relacionado con conductas de su esposo.
Pero no es la única capa de acción y tensión que tiene esta temporada, están los problemas derivados de la bomba con la que terminó la primera temporada, esa que se cobró la vida de uno de los jóvenes empleados de la Embajada de USA en UK, y las heridas que deja en el Consejero y su marido, está la manipulación de su esposo para con ella, y la pelea constante entre ambos acerca de cómo manejar las cosas.
La tensión con el ministro de Relaciones Exteriores británico, con el que también hay alguna razón más personal y las tensiones propias de un trabajo que requiere mucha fachada y actuación, que Kate sencillamente detesta.
El otro punto altísimo de la serie, repito, con un guión extraordinario, es el hecho de que la información nunca está completa, siempre hay alguien que sabe más que ella, y que le termina revelando en momentos de extrema tensión, que las decisiones que toma están erradas.
Todos los personajes manejan información, pero hay capas y capas de confidencialidad, de privilegios, de acceso a fuentes y otros ángulos, que lo hacen muy atractivo para seguir.
La otra buena cosa que tiene la serie, es que, a pesar de la complejidad de los temas que aborda, es muy sencilla de seguir, quiero decir, no se regodea con cosas no dichas o nos pone en la obligación de hacer un esfuerzo para seguir a los temas y a los protagonistas y sus circunstancias, tiene una dinámica de narración que nos permite seguir los temas sin esfuerzo adicional, para que disfrutemos el viaje.
Es un un thriller político y de conspiraciones, una historia de agendas complejas y alianzas ocultas y una pintura de un matrimonio de poder. Nada menos.
Rory Kinnear, a quien vimos tantas veces en las producciones británicas haciendo todo tipo de papeles, está estupendo como el primer ministro británico Trowbridge, parecido en las formas a Boris Johnson pero peor. También está muy bien David Gyasi como Austin Dennison: conciso, preciso y meticulosamente íntegro, incluso cuando sería obviamente beneficioso no serlo, es el ministro de Asuntos Exteriores.
Y la pareja que componen Keri Russell como Kate Wyler y Rufus Sewell como su marido Hal, determinante en su carrera, en un rol extraordinario de embajador consorte, pero despiadado negociador y muy influyente en su partido.
En definitiva, una serie muy entretenida, muy bien hecha, muy actual, muy parecida a la vida real (las locaciones son extraordinarias) que no te da respiro.
Esperamos la tercera temporada, esta nos deja un final igual de electrizante que la primera
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