Love lies bleeding

Estrenada hace poco en Buenos Aires, una película extraña y brutal, con toques de fantasía y violencia impresionable.


6 Butacas

Kristen Stewart se pone en la piel de Lou, una joven rústica, de una belleza natural, que regentea un gimnasio de pueblo, con música fuerte, sudor, hombres y mujeres en estado natural y tensión en el ambiente. Ella es la que hace todo ahí, arranca la primera escena destapando un inodoro, y no va a ser lo único sucio en lo que se meta.

Es un papel jugado para esta actriz que parece no tenerle miedo a nada, ya que es casi un hombre en sus concepción de rol.

Es un pueblo de esos en los que el polvo es el protagonista, todo viejo y oxidado, probablemente el sueño americano se desvaneció allí, y estamos a finales de los 80.

El papá de Lou, Ed Harris, es una especie de villano (el look de Ed!) que todo lo controla. Desde el campo de práctica de tiro que tiene en las afueras, maneja el tráfico de armas por la frontera, chanchullos varios, y también el gimnasio en el que tiene trabajando a su hija con la que no se habla hace tiempo.

También un despeñadero, adonde van a para los cuerpos de los que no siguen sus indicaciones.

Llega al pueblo Jackie, una fisicoculturista pobretona, y Lou se enamora al instante. La lleva a vivir con ella y la ayuda con su preparación para un concurso en Las Vegas, con el entrenamiento y con las inyecciones de esteroides.

Esa relación es el nudo central de esta película brutal.

Un hecho desencadenará la tormenta. La hermana de Lou vive con un marido horrible y pegador (Dave Franco) y será Jackie quién haga justicia.

Todo se complicará.

Sangre, disparos, un padre brutal una cacería y un juego de incriminaciones en una espiral de violencia y sangre que es a la vez despiadado y sexy.

La película tiene unos toques mágicos que son medio confusos, unas imágenes oníricas o no tanto, en las que Jackie parece convertirse en el Increíble Hulk, quizá para acentuarnos qué rol está jugando en esta historia.


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