The great escaper

Queremos tanto a Glenda... escribió Cortázar y ¿cómo no estar de acuerdo? Glenda Jackson, recientemente fallecida y Michael Caine se despiden de la pantalla grande después de una vida de cientos de films protagonizados, con esta historia a la medida de sus leyendas.




8 Butacas




Ellos son matrimonio, se conocieron en la Segunda Guerra, él marinero y ella trabajadora en una fábrica de municiones.

Él estuvo en el famoso Día D, el desembarco de los aliados en Normandía, y ella lo esperó y lo esperó hasta que al volverse a ver se unieron para siempre.

Están grandes, viven en una residencia de ancianos, se hacen compañía con sus cosas, sus discos, sus fotos, sus enfermeros que los cuidan, sus mañas y sus rutinas.

A unos días de la celebración 70 (hace unos días se celebró la 80) del desembarco, él se va temprano sin decirle a nadie en la casa, solo ella lo sabe, sale para tomar el ferry que lo lleve a Francia, quiere estar, tiene algo que hacer allí.

La película entonces es todo celebración, no importa tanto lo que sucede, sino que sucede entre estos dos tremendos actores en su acto final, en el telón definitivo a sus enormes carreras.

Y lo hacen a pura emoción, a pura interpretación y conmoviéndonos a cada momento.

Está bien, hay una historia detrás, simple, nos enteraremos que en realidad a él no le interesa tanto estar en la celebración con Obama y la reina en la tribuna, sino que quiere cumplir una promesa, el día del desembarco, un oficial de tanques le deja una cajita con una foto y una carta para su novia por si le pasa algo.

Efectivamente morirá ese día, y lo que vamos a ver es cómo su viejo compañero le lleva esa caja a su tumba, en un cementerio que está a unos kilómetros de esa famosa playa en el que descansan unos 5000 soldados de varias nacionalidades.

En el medio las pequeñas historias que lo van cruzando, ella que en la residencia oculta lo que pasa hasta que no puede ocultarlo más, y una serie de derivaciones en tono de comedia que suceden cuando todo el pueblo se entera que el veterano se escapó para rendir ese homenaje.

Una película que transpira ternura, que nos muestra a dos estrellas en sus últimos trabajos y que se retiran con una dignidad que conmueve.

Un gran homenaje reservado para pocos en la historia del cine.

Caine dijo hace poco que no hay roles para gente de su edad, y que su cadera lo dejaba afuera de muchas cosas, ella ya estaba casi retirada.

Pero cuando los vemos, vitales, componiendo personajes, nos damos cuenta que no tienen edad, que son eternos, que los recordamos en todas sus interpretaciones gloriosas (ambos tuvieron muchas) y que con eso basta, que está bien, que no hace falta que nos entreguen nada más porque ya lo dieron todo.

Adiós Señora Jackson y adiós Señor Caine, gracias.

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