Babygirl
En los años 80 y 90 el llamado thriller erótico tuvo su momento de gloria, tanto que hasta Madonna protagonizó uno (olvidable) y me animaría a decir que el más recordado (por varias razones no solo por la que están pensando) es Bajos Instintos.
3 Butacas
Parecería ser que no son tiempos para ese género, pero Babygirl lo intenta, de la mano nada menos que Nicole Kidman.
El tema es que no pasa mucho, no hay thriller, hay una personaje que tiene algún trastorno muy íntimo que no le permite disfrutar de su sexualidad a pleno y tiene que resolverlo de alguna manera. Pero no hay mucho más.
Kidman es una actriz que toma riesgo, lo hizo en toda su carrera, y no tiene quizá los reparos que tienen otras actrices de su generación a la hora de elegir roles o directores jugados, que van al límite, para muestra tenemos Dogville de Von Triers.
Pero creería que con esta se equivocó.
El guión es simplón, efectista, y por momentos absurdo, y su personaje que tiene mucha responsabilidad en el tono de la trama, se pierde en situaciones que no sabemos de dónde vienen y sobre todo, adónde van.
Hace de Romy, una exitosa mujer de negocios, que está acostumbrada a inspirar pero a la vez a ser la que manda, la que decide, la que ordena y la que es temida y admirada. Creó una empresa de la nada y es exitosa y poderosa.
Vive un matrimonio normal, con su esposo Antonio Banderas (susurra en inglés, como Úrsula Corberó en la del Chacal) y dos hijas en un hermoso departamento de NY y una casa en los Hamptons, parecería.
Todo es normal, pero ella no. En la primera escena nos vamos a anoticiar que, después de tener un encuentro amoroso con su marido, se va al baño para mirar pornografia y terminar lo que no terminó en la cama.
Un día, por casualidad conoce a un joven, en la calle, en una escena de lo más insulsa, ese joven entra como pasante a su empresa, y desde ahí al primer encuentro con el pasan pocos minutos.
El tema es que lo que veremos es a una mujer que ya no es poderosa sino que necesita de alguna manera ser sometida, a una mujer que tiene que ser humillada para llegar a la plenitud de su goce, y cosas por el estilo que no tienen que ver con la tensión dramática y mucho menos de thriller, que nunca llega.
La película divaga, navega en esos meandros psicológicos y todos nos quedamos esperando que haya un giro, un cambio, la aparición de algún tercero que ponga todo patas para arriba, lo que nunca llega.
Es medio un bodrio.
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