Zero day
Un tanque de Netflix, de esos que se anuncian con tiempo y que tiene como principal atractivo al protagonista, un Robert de Niro que no había protagonizado series (salvo su participación en la argentina Nada, que ya contamos en Butaca) y que acá lo hace interpretando a un ex presidente de Estados Unidos que asume un rol político en una crisis.
La serie, que esta muy bien hecha, tiene dos partes bien definidas, la primera parte es tediosa y dan ganas de dejarla por lo obvia, llena de esos discursos del deber ser de los gringos, en donde vamos a escuchar muchas veces (demasiadas) cosas como "el pueblo de los estados unidos" "nuestros votantes" "el presidente de los estados unidos" y moralinas por el estilo.
Una mañana el ex presidente Mullen (Bob) recibe en su casa en las afueras de NY adonde vive con su esposa, a una periodista que lo va a ayudar a completar su libro de memorias, por el que una editorial ya le adelanto un buen dinero.
Tiene una vida tranquila, con poco personal del servicio secreto cerca, y mucho tiempo.
Resulta wue cuando la periodista se va de la casa, un apagón de todo sacude al Pais. Todo, energía eléctrica, telefonía, todo se para, toas las redes sociales, los canales, todo se congela por espacio de un minuto.
Y eso causa mas de tres mil muertes, por semáforos, subtes, trenes que no llegan a frenar a tiempo, operaciones, perdidas de dinero en transacciones.
Un escenario caótico pero que bien podría ocurrir.
La presidente (Angela Basset) lo llama para que ayude, le propone crear una oficina con plenos poderes para investigar que paso.
Toda esa primera parte es medio tediosa, porque deambula entre esas monsergas gringas de como deben ser las cosas y los discursos políticamente correctos y las cuestiones de honor, amor al Pais, etc.
La trama se va a poner algo mejor mas tarde, cuando Mullen descubra que el enemigo no esta afuera sino adentro del Pais, y que puede estar cerca del salon oval.
Hay muertes inesperadas, personajes malo muy malos vinculados con el mundo de la tecnología, algún ruso, gente con dinero que usa estos desmanes para operar con acciones y hacer diferencias, nada que nos sorprenda.
Hay actuaciones que cumplen bien, Jesse Plemons como un colaborador estrecho que de alguna manera es una especie de hijo para Mullen (el suyo murió de sobredosis lo que hizo que no se postule para un segundo mandato), Lizzy Caplan como su hija díscola que lo enfrenta todo el tiempo y también en la trama final, Joan Allen como su inteligente esposa y un maduro Matthew Modine, que esta para recordarnos que el tiempo pasa para todos.
Es efectiva, pero aburre tanto discurso tan sin matices de la grandeza del estado y delos deberes de los funcionarios y el servicio y el heroísmo.
Ya estamos grandes.
Aunque hacia el final, hay giros en la trama que hacen que por un rato nos olvidemos que nos estuvieron dando una clase de geopolitica y de la manera gringa de hacer las cosas que casi nos merezcamos una green card.
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