Father of the invention


Father of the invention

Raro encontrarse en estos días con un guión original de la factoría de Hollywood. Es original y a la vez es una de esas historias que ya vimos, la del que lo pierde todo, estuvo en la cima y vuelve por su revancha.

Kevin Spacey (qué bueno que vuelva a filmar con alguna regularidad!) es un inventor, toma dos cosas ya inventadas, que se usan normalmente para algo simple y las fusiona, las convierte en otra cosa totalmente nueva y eficiente.

Y es uno de los primeros en venderlas con los ciclos del estilo “llame ya” por TV, lo que lo convierte en un millonario. La cima. Lo tiene todo.

Hasta que uno de sus gloriosos inventos, una silla para hacer ejercicios en el piso que además se conecta a la TV y hace cambios de canales y sube el volumen con los movimientos de los ejercicios, al no estar totalmente probado, hace que a la gente que lo usa, cuando hace un movimiento desgraciado, se les ampute un dedo…

El resultado? 8 años de cárcel por algo así como falta de compasión por la gente.

La película empieza cuando Kevin sale de prisión. Sin un centavo y con la seguridad de que lo perdió todo.

Ahí nos metemos en un gran acierto de esta película, a lo largo de su reinserción en la sociedad nos vamos topando con un elenco excelente.

Verá a su hija, la hermosísima Camila Belle (solo recuerden su rostro cuando hizo de hija de Daniel Day Lewis en La balada de Jack y Rose) que vive con dos amigas, se sacó su apellido por la vergüenza, hace caridad, cose ropa y no quiere saber nada con la plata.

Su ex esposa, que todavía vive en su casa, casada nuevamente con un guardaparques negro, y admirador de Kevin, que malgastó en 8 años los 362 millones de dólares que le correspondieron por la mitad de la fortuna hecha (los otros 362 se fueron en juicios).

Le darán un trabajo en una cadena de retail, que perderá a los dos días, y deambulará buscando su lugar en la tierra, sin comprender demasiado nada, quizá buscando una nueva idea que lo devuelva al ruedo.

Pero el gran tema de le película es la relación con su hija. Todo lo que hizo en la vida tiene que ver con ella, pero no lo supo hasta que los golpes lo hacen ver las cosas con claridad.

Ese es el acierto (quizá el único) del guión.

Se irá a vivir con su hija (por 30 días, le dice) y allí estarán Heather Graham (también hermosa) que será una de esas rubias con bronca con la vida, se presentará como lesbiana y peleadora, y Donna, otra amiga más frágil, más naif, que será quién lo banque en la casa (solo ella).

La película usa un buen recurso para contar esa historia entre padre e hija, que son unos flashbacks muy bien logrados y convenientes, que nunca están demás, y que nos ayudan a entender buena parte de lo que les está pasando en este momento.

Encontrará de casualidad una idea, irá por ella, es lo único que sabe hacer. En el camino volverá a mentir, volverá a fallarles a todos.

Pero en el día de la presentación en sociedad de su nuevo invento, tiene un arranque de sinceridad (que casi hecha todo a perder) y descubre la verdadera razón por la que hizo las cosas en su vida.

Es entretenida, tiene demasiado mensaje pero está bien oculto en la narración y tiene buenas actuaciones.

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