El último Elvis










Un reparto corto. Un nieto nacido en el cine. Un ídolo. Una historia conmovedora y una banda de sonido tarareable. El último Elvis es una historia de sobrevivientes, de soñadores, de artistas, de gente que no encaja en el mundo. Tiene todo eso la buena película de Armando Bo, pero a la vez le faltan cosas. Es muy difícil de describir, la atmósfera es justa, los exteriores, el reparto. La historia, si la compartimos en el cuaderno o en la sobremesa, también funciona. Y está bien filmada, pero algo le falta. Algo vital que no l desluce, pero nos deja con ganas de un giro, un guiño, una sorpresa. Tampoco tengo claro si es un relato de perdedores o de ganadores. De esos tipos que se parecen a otros, a famosos deportistas, artistas, políticos, que se rebuscan la vida haciendo de esos a los que se parecen, poniendo el cuerpo. Y este Elvis, John McInerny es increíble. Por lo tierno, por lo ausente y por lo bien que canta como Elvis. Y Elvis, el eterno rey, está presente cada minuto, cada giro, cada respiración obesa, cada tributo. Un operario de Avellaneda es Elvis, su hija es Lisa, claro y su vida, casi tan complicada como la del rey, aunque sin sus millones. Come emparedados de banana y manteca de maní, tiene su peso, viste sus ropas y durante toda la película, eludiendo todas sus obligaciones una a una, salvo en una emergencia, se irá desprendiendo de todo lo que tiene para pagar su gira final. Se despoja todo el tiempo, se deshace, se desvive para vivir su última aventura. Y ejecutará un plan tan perfecto para cumplir con su sueño, que está por arriba de todas sus obligaciones de este mundo, que al final, terminamos por comprenderlo, por quererlo y por comprender que no hay otro final para sus sueños. Ahí está mi dificultad con esta película, a la vez que pasa todo esto, no pasa nada. Entonces se me ocurre que lleno los espacios, que todo es cuestión de insinuaciones, que como el lector in fábula de Eco, hago mi trabajo y completo la poesía del relato. Y las imágenes son bellas, y la música es increíble y la historia es corta, mezquina, y quizá hubiera requerido otros ribetes. Pero es conmovedora, y eso también tiene que ser el cine.

Comentarios

Entradas populares