The Killing - Quién mató a Rosie Larsen?

The Killing – ¿Quién mató a Rosie Larsen? (temporadas 1 y 2)

 

En el diario Crítica (el de Natalio Botana) los ilustradores y las plumas policiales eran dos cuestiones muy serias. La ausencia de TV generaba que esos dos especialistas mantuvieran a la sociedad informada sobre cuestiones muy sensibles, que cruzaban a todas las clases sociales y alimentaban pulsiones muy profundas a nivel individual.
Ese formato es el de las primeras apariciones de Sherlock Holmes, cuando Connan Doyle lo entregaba en formato folletín, o el de la historia de la sirvienta que se gana la lotería de Roberto Arlt para Crítica (300 millones en su versión teatral) y lo que vemos hoy, salvando las distancias de producción y calidad, con los “especialistas” en policiales de los canales de televisión que intentan recrear este género.

En esa línea de los grandes relatos policiales, sorpresivos, sólidos y estéticamente cuidados vibra The Killing, la serie que emite los domingos en Estados Unidos la señal AMC.
La protagonista central es una detective terca, casi inexpresiva, colorada, demasiado profesional para un medio que no lo valora. Se llama Sarah Linden, está interpretada por la talentosa Mireille Enos y es un personaje con un poder de comunicación de gran poderío.

La estética es opresiva, está filmada íntegramente en Seattle, una ciudad en la que llueve 360 días al año, es demasiado fría y gris, y en la que la gente no usa paraguas para protegerse, es tan natural que llueva que ya no hace falta.

Sarah Linden está a punto de viajar con su hijo adolescente a otra ciudad, deja el trabajo que la perturbó y le hizo perder el equilibrio emocional (después veremos por qué) para iniciar una nueva vida, lejos de los cadáveres de la división homicidios y de las pruebas de laboratorio y de los casos difíciles.
Es soltera, también perdió a su marido en el camino, su hijo no está del todo ubicado en la vida (se cría casi solo) y está soltando amarras en el primer capítulo.

Pero todavía no se fue, y minutos antes de irse de la oficina (mientras la está vaciando) llega un aviso de una persona desaparecida.
Es una joven.
La van a encontrar en el baúl de un auto en un lago.

Se llamaba Rosie Larsen y a partir de ese instante, les aseguro que no podrán dejar de ver la pantalla.

La serie tiene una potencia narrativa envidiable, muy bien filmada y con un ritmo que, aunque con el paso de los capítulos vamos adivinando (no importa que descubrimos el esquema narrativo en el tercer o cuarto capítulo) lo que importa es que es muy efectivo, y mantiene nuestra atención.
26 capítulos tardaremos en descubrir quién mató a Rosie Larsen, 26 increíbles capítulos en el que no sobra nada, ni un detalle, ni un diálogo.

Es como leer una buena novela, que nos da pistas todo el tiempo, y nos mantiene alertas desde la primera página.
Recomendable por todos lados, muy bien resuelta y con una pareja actoral tan despareja, tan apática, tan fría, tan cerebral y a la vez tan vulnerables, que conmueven.

A Linden le asignan caminar esos primeros pasos con un joven investigador, que irá a sentarse a su sillón, se llama Holder, también tiene una historia compleja para llegar ahí y juntos serán imbatibles.
No hay manera de no ver esta serie.

Se puede ver en Netflix las temporadas 1 y 2, la tercera, que acaba de empezar en Estados Unidos, arranca con otro asesinato, con lo cual con las dos primeras van a tener el cuadro completo.
Es otra serie basada en una serie Sueca (como Wallander) y vale la pena por donde la miremos.

Linden retrasará su partida hasta perder de nuevo todo, la obsesionará resolver el caso. Lo va a lograr, con un costo alto, pero los que ganamos somos nosotros.
Incluso en el capítulo final, cuando parece que tenemos todo resuelto, habrá dos vueltas de tuerca más que nos dejarán sin aliento.

 

 

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