The East


The East



Una agencia de inteligencia privada, clientes grandes, muy grandes, de los preferidos de cualquier modelo latinoamericano, corporaciones para que se entienda.
Grande grupos que contaminan sin piedad, que envenenan sin miramientos, que con sus políticas hambrean y crean condiciones de miseria y desigualdad.
La agencia en cuestión es más poderosa que la misma CIA.
Tiene recursos, cobra mucho dinero por la protección de esos clientes, y sabe todo lo que hay que hacer para conseguir los datos necesarios.
Saben lo que hay que hacer y tienen equipos especialmente preparados para infiltrarse y desbaratar.
Una de esas agentes, la extrañamente bella Britt Marling (a quien destaqué ya en varias críticas anteriores y es también aquí coautora del guión) es quién se infiltra en una organización de Ecoterroristas.
Un grupo de jóvenes acomodados, educados, con ideales, algo extremos, capaces de devolver a los poderosos una cucharada de su propia medicina, es el ojo por ojo moderno, apoyado por la tecnología y con ideología y mucho de justicia por mano propia.
Por eso son peligrosos, porque van a la casa del director de operaciones de la petrolera que acaba de producir un enorme desastre ecológico con un derrame, y derramarán en su propio living parte de lo que desecharon en el mar. Porque irán por los técnicos de la empresa química, que explican que en el lago que rodea la planta hay vida silvestre, y los harán meterse desnudos en el agua de noche, para que sientan lo que le hacen sentir a otros.
Peligrosos, ideologizados, con recursos propios, sin depender de nadie más que de sus propias reglas.
Es bueno el planteo de la película, es muy actual lo que cubre, está bien contada, de manera creíble, salo por alguna moralina por alguna liviandad en el tratamiento que la hace débil en algunos pasajes muy centrales.
Está bien actuada, con la Marling en el papel central, tiene una sonrisa mágica, y en los roles principales Ellen Page (Juno, esta chica siempre sobreactúa un tanto...) y Patrica Clarkson en un rol secundario pero poderoso.
Es una buena idea, es un traslado más o menos correcto de esa idea, creo que el guión tiene debilidades estructurales que hace que no terminemos de creernos metidos en un asunto real.
Para este tipo de películas, casi testimoniales de una época, los aspectos relacionados con la credibilidad son datos importantes, hacen que la película se establezca en conversaciones por afuera de su exhibición, y de esta manera se enriquece y hace justicia con sus propósitos.
The Easte está bien, pero no logra ese objetivo.

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