The Studio

Todo es de Seth Rogen en esta serie, todo, el tono, la irreverencia, la mordacidad, el humor físico, hasta lo que nos aburre.


8 Butacas



Hizo el guión, dirigió, es el alma de The Studio, un proyecto muy personal que satiriza de manera frenética el mundo de los ejecutivos de los grandes estudios de cine de Hollywood.

No hay respiro, la cámara se mueve frenética, los diálogos son frenéticos y lo que se dice es aún más absurdo y vertiginoso. 

Rogen es Matt Remick, un ejecutivo del equipo de la cabeza del estudio que en una mañana de mucha acción es ascendido al puesto que quiso toda su vida, ser el director, el que corta el bacalao, el que todo el mundo quiere seducir para que lleve adelante su proyecto millonario, el número uno.

Esta serie, de 10 capítulos cortos, se burla de manera despiadada de ese mundo, satiriza en cada uno de sus capítulos, y con mucho conocimiento, cada uno de los aspectos de esa locura que termina en películas hermosas, taquilleras, ganadoras de premios u olvidables.

Los cameos de cada uno de los capítulos son un gran truco para que la sátira se creíble, cuando se las tienen que ver con directores jóvenes pero ya estrellas allí están, cuando es con uno consagrado será Scorsesse, o Ron Howard, cada una de estas mega estrellas hacen su aporte, juegan, se ríen de lo que les toca protagonizar, llevan al absurdo situaciones vinculadas a sus mundos, de manera muy atrevida y picante.

Cada episodio lo tiene a Rogen como protagonista de distintas situaciones que todas son disparatadas y brutales. Siempre con esa cámara que marea, que parece trastabillar y no tener paz.

Algunos son desopilantes, como cuando decide visitar un set, en el que se está llevando adelante una escena muy difícil intentado aprovechar la "hora dorada" al sol de Los Ángeles y su torpeza hace que todo fracase.

Es muy atrevida la serie, muy mordaz, muy brutal con el propio sistema que la contiene y muy bien realizada.

Hay también una estérica retro en los títulos y una banda de sonido que funcionan como homenaje al cine que nos gusta desde siempre, al de las grandes historias creadas y producidas en esas fábricas de ficción que ya tienen más de 100 años, como son los grandes estudios.

Los personajes centrales, Ike Barinholtz como el segundo de Rogen (a quién le arrebata el ascenso) Kathryn Hahn como la ejecutiva de Márketing, la legendaria Catherine O'Hara, en el rol de la ejecutiva principal desplazada (se la puede ver en The last of us en un rol totalmente distinto) logran todos buenas caracterizaciones del delirio y de la falta de escrúpulos para lograr cosas.

Es una crítica ácida a un sistema que sigue vigente y aunque pasa por crisis de gran dimensión (recordemos la de los guionistas hace poco) sigue moldeando la manera de producir entretenimiento.

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