Hostage

Miniserie corta de Netflix, que si hubiera sido producida para otra cadena hubiera andado seguro por lugares algo más incómodos, que en esta plataforma tiene que de alguna manera suavizar.

5 Butacas

Surranne Jones (Dr. Foster) es la PM, Primera Ministra británica, y tiene una familia ejemplar, esposo médico dedicado, hija adolescente abrumada por perder su privacidad y padre con el que no tiene buena relación y está internado.

Ha llegado a Downing Street seguro haciendo concesiones de todo tipo, y la situación del País está difícil, sobre todo en el sistema de salud pública y la falta de medicamentos.

Ese primer capítulo es revelador y nos expone brevemente que esos días de libertad se terminaron y que al llegar a la oficina de la PM, todo se complicará.

Para salir del problema de las medicinas recurre a un acuerdo con la Presidente de Francia, Judy Delpi, que accede a visitarla en suelo inglés.

Las dos mandatarias (interesante este ángulo de la historia, que los temas les ocurran a dos mujeres) están reunidas cuando llega una noticia que empieza a dar vuelta la historia, un grupo de terroristas acaba de secuestrar al marido médico de la PM y exige que ella renuncie para liberarlo.

En medio de la negociación, hay una chance que la presidente francesa mande un grupo comando a liberarlo pero esa acción es abortada porque a ella también la extorsionan fuerte, amenazando con revelar imágenes comprometedoras de ella con su hijastro.

La historia va a tener giros, va a subir y bajar en intensidad y tiene todos los condimentos para atrapar. Además de bien ambientada, están bien las dos protagonistas y la trama es creíble, aunque demasiado todo lo que sucede.

Vamos a ir descubriendo quiénes son los que conspiran y por qué lo hacen, pero lo más interesante es ver cómo se activan los mecanismos políticos y las cuestiones personales a la hora de tomar las decisiones.

EL punto flojo que tiene la serie es que, como muchas veces sucede, la definición de la historia se precipita, recurre a atajos, y tiene que condensar mucho en pocos minutos, lo que hace que pierda eficacia toda la primera parte.

Y habrá algo de sobreactuación también, y apelaciones al estilo americano de los valores y esas cosas que se dicen con la mirada perdida en el horizonte.

Tienen que resolver toda la historia, la personal y la institucional, en pocos pasajes, lo que hace que nos perdamos en el cambio de ritmo y las cosas no nos resulten tan creíbles como al principio.