The Thursday murder club

Cuando aparece un libro tan irresistible para llevar a la pantalla y se lo hace con recursos, el entretenimiento está asegurado, y también el potencial inicio de una franquicia.


6 Butacas



Los británicos tienen una larga y buena tradición con este mecanismo de traducir la literatura de detectives en buenas sagas de cine y dramas para televisión.

Agatha Christie y Sir Arthur Connan Doyle y sus critaturas, los detectives Poirot y Holmes, son dos buenos ejemplos de eso, sus aventuras se han llevado al cine y la pantalla desde siempre, y siempre con nuevos giros y nuevos ángulos.

Es una tentación, sobre todo porque funciona! Si pensamos en las últimas sagas de Holmes con Benedict Cumberbacht o el Poirot de Branagh tenemos dos buenos ejemplos de lo que estoy contando.

Más acá y menos conocida, pero la saga de The Tower de la cadena itv es otra buena muestra.

En esta línea, hay un best seller de nombre homónimo, del autor Richardo Osman, y la decisión fue llevarlo a la pantalla a toda orquesta, con un trio protagónico muy poderoso, nada menos que Helen Mirren, Pierce Brosnan y Sir Ben Kingley.

El centro de la escena y de la historia son estos ancianos (Pierce es el más joven, pero son octogenarios todos) que viven en una residencia extraordinaria en el campo británico y matan las horas desempolvando viejos casos y dándoles otra mirada, la mirada del que tiene tiempo para invertir en detalles.

Ingenioso, de alguna manera tierno, el relato tiene todos los ingredientes para que sea amable y a la vez nos desafíe intelectualmente.

Un caso del pasado y un caso del presente se cruzan para que estos personajes muy distintos y a la vez unidos por la curiosidad infinita, desentrañen con sus métodos originales y siempre sin filtro, ambos casos juntos con mucho de sagacidad que, a los investigadores actuales, les falta.

Vamos a ir descubriendo esos personajes que se nos van a hacer familiares y entrañables a lo largo del relato, que a pesar de no tener juventud en la trama, se las arregla para que también tengamos vértigo y acción.

En definitiva, un buen entretenimiento que nos tiene todo el tiempo pensando y con una sonrisa por lo que son capaces de hacer estos retirados.

En esa sala de rompecabezas en la que se reúnen todo puede pasar, siempre dentro de los límites de lo convencional, lo que es a la vez una apuesta segura y un gran ordenador de la historia.

La clave general es divertida, sana, y hasta inocente, pero funciona bien. Hay también ironía, tan propia de esa cultura, y sobre todo, al tratarse de intérpretes con tanto recorrido, mucho chiste sobre sus propias carreras.

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