Horrible Bosses




Horrible Bosses





En la línea de las nuevas comedias americanas, en la que se mezclan situaciones, gags, buenos guiones y buenos actores en roles poco usuales, Horrible Bosses o Cómo matar a tu jefe según el título local, es puro entretenimiento.
Si pegamos una mirada a los clásicos momentos del humor americano, dominado en los años 60 por los tres de origen judío Mel Brooks, Jerry Lewis y Woody Allen, estas nuevas comedias son un nuevo género que toma lo mejor de cada uno de estos monstruos.
Hay parodia como en el cine de Brooks, buenos libros como en los de Allen, y situaciones físicas y absurdas, como en los viejos films del bueno de Jerry.
Pero la enorme diferencia es que no hay reglas, no hay cánones, hay mucha más libertad para decir y hacer, y la actualidad se mete en los relatos de manera contundente.
En Horrible Bosses, la trama es simple, es el momento actual de recesión en los Estados Unidos, en el cual no es tan fácil dejar un trabajo para buscar otro, los tres protagonistas sufren, de distintas formas, la crueldad de sus jefes respectivos.
Será Kevin Spacey un despiadado ejecutivo, Jennifer Aniston una odontóloga enferma sexual y Collin Farrel (muy parecido al papel que hiciera Tom Cruise en la película de guerra de Stiller) un heredero que asume la jefatura de una empresa química al morir su padre, al que solo le importa la cocaína, el tercero de los jefes.
Les hace literalmente la vida imposible a los tres, jóvenes destacados de la nueva generación de comediantes, no salidos de la pantalla de Saturday Night Life, más conocidos por nosotros a partir del cine, que aquí componen personajes de gran comicidad.
EL cuarteto protagónico se completa con el director, el novato Seth Gordon, del cual solo se conocen un par de cortos y la dirección de algunas series de TV.
A partir del conflicto que cada uno tiene con sus jefes, y que comparten todos los días en el bar, surgirá la idea de deshacerse de ellos, de una manera limpia, crimen perfecto inspirado en Law and Order y otras series de TV.
Lo planearán, se prepararán y todo, absolutamente todo, será una sucesión de buenos gags y guión refinado.
Hay momentos hilarantes, momentos de gran comedia que no pierden el sentido por lo tironeado de los gags. Todo en la película está al servicio del guión y eso es un diferencial muy importante en las películas cómicas.
Está presente la actualidad despiadada del mercado laboral americano (el personaje compañero de colegio de los protagonistas que, despedido de Lehmann Bros. Va por los baños masturbando gente por 50 dólares es divertido, pero de enorme crueldad) y está presente también la tecnología y las nuevas herramientas de comunicación.
Esta etapa se recuesta mucho en el absurdo de las situaciones, de las relaciones y en la crisis de los valores. Pero no hay moralina, hay solo un espejo en el cual mirar lo desubicados que podemos ser a veces.
Es una buena película, es muy divertida, y tiene condimentos que la hacen buena, como las actuaciones y el guión.
Nada cambia después de verla. Quizá nos ayude a soportar un mal día. De eso no tengo dudas.

Comentarios

  1. me rei mucho ¡¡¡ el ex Lehman masturbador y Mother Fucker Jones son geniales ¡¡¡¡
    jbo

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