The Muppets


The Muppets

Todo es alegría. Todo es color. No importa que hayan pasado los años, y ellos ya no están en los primeros lugares de todos los rankings, son la mejor creación de la cabeza de un grande, Jim Henson, y todos los homenajes le quedan chicos.

Los que se animan, los que desafían, los que van por más, creativamente, claro, merecen que el tiempo no castigue, que no se ensañe con sus creaciones hasta degajarlas en retazos. Merecen vivir, y con gloria.

Tuve la suerte de visitar los estudios de Disney en varias ocasiones, y cada vez, religiosamente, me meto en ese mundo de los Muppets, aunque pasaron los años y ellos ya no están al aire. Como para decirme a mí mismo que cuenten conmigo.

La película es eso, un gran homenaje con un guión muy interesante que lo sostiene. La anécdota es simple, un muppet que no sabe que lo es, vivie con su hermano una vida en Smalltown, lejos de las luces de la ciudad. Un día descubre un show de los Muppets y su vida cambiará para siemrpe.

Se siente parte. Se reconoce en ellos, pero no sabe como llegarles.

Ya no están al aire, y ya nadie los recuerda.

Igual se las arregla para ir con su hermano (gran comediante Jason Segel) a Los Angeles, en la semana de aniversario con su novia de siempre (también sólida Amy Adams) y le prometen llevarlo al museo de los Muppets.

Cuando llegan se dan cuenta del abandono, de las telarañas que todo lo cubren, y por casualidad escuchan que el magnate Richman (irreconocible Chris Cooper) que compró el museo, piensa tirar todo abajo porque debajo del suelo hay petróleo, y no solo eso, también se quedó con el nombre Muppets y planea exterminarlos.

Todo claro. Colorido, pero blanco y negro. Los malos son malísimos y hacen cosas muy malas y los buenos…

En definitiva, habrá que juntar nada menos que 10 millones de dólares para que no suceda, y la única manera de juntarlos será con un teletón televisivo.

Todo lo que ocurre es mágico, todo tiene ritmo, y vamos a meternos de lleno en la vuelta de todos, Chef, Bono, Gonzo, Miss Piggy, a lo que mejor hacen,divertirnos.

Excelente excusa para volver a verlos.

Para los más chicos, para que vean con qué nos deleitábamos y se asomen aunque sea un rato a un mundo menos malo.

Para nosotros, cerrar los ojos y escuchar esa musiquita tan presente en nuestras vidas.

Como suelo decir en este blog, si no sos padre, ya a buscar un sobrino o un ahijado y a verla. Con ojos de grande también vale.

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