American Sniper
American Sniper
El francotirador es de Clint Eastwood, y eso hace que uno la
mire con un ojo de enorme benevolencia, es como que se intuye que va a estar
bien hecha, que va a ser fiel a una historia, que va a estar contada con todo
lo que una historia tiene que tener.
Ya lo hizo tantas veces, con Bird, con Hoover. Tomará un
lapso de la vida del protagonista y hará una maravilla con eso.
No es este el caso.
No porque la película no lo merezca, sino por la historia
que elige. La historia reciente de un francotirador letal que actuó en las
avanzadas de Irak con los marines americanos y que muere a manos
incomprensibles hace tan poco, que uno tiene la sensación de por momentos estar
viendo la CNN.
Y esto es muy adrede, hay un aire constante de realidad
cercana, que ponen a la historia en un segundo plano.
Hay si un gran trabajo de Bradley Cooper recibido de actor
hace un par de películas ya, pero que acá demás tiene que ponerse sobre los
hombros la vida de un héroe moderno.
Para este blog, el problema insalvable es el contexto, los
valores que enarbola, que son seguramente efectivos en territorio amigo pero
que, a esta altura en que ya Combate no se emite más por las tardes, es un
argumento vacío.
La vida de un rústico campesino, uno de los tantos red necks
que abundan en los aeropuertos y en los locales de comidas rápidas, con sus
vidas pueblerinas y religiosas, se ve transformada con la guerra y como tantos
otros, cree encontrar el destino en las filas del cuerpo de marines americano,
para dar la vida y llevar democracia a esos países indómitos.
Serán los atentados contra las torres gemelas de Nueva York
lo que sirva como disparador, pero podría haber sido cualquiera, ahí se alistó
para defender los valores de la democracia a miles de kilómetros de su tierra.
Eastwood se las arreglará para sugerir que no todo es
heroísmo, que habrá injusticias y habrá quién, como el hermano del
protagonista, solo quiere volver a casa y dejar atrás ese horror.
Los fantasmas de las contiendas, los sonidos de la muerte,
la dificultad para ser padre y esposo en medio de sus misiones, serán el tema
que hará de gran pegamento a esta historia.
Está bien contada, como no puede ser de otro modo, pero lo
que cuenta es el problema. Si nos abstraemos un poco de eso que empalaga, la
película está bien.
No es una película de guerra, es una biopic de alguien que
hasta ayer era muy conocido en Texas pero no mucho más, un soldado anónimo, un
héroe que a fuerza de puntería se ganó el nombre de “leyenda” y muere joven a
manos de un activista cuando su vida parecía encaminarse.
Hay algo de tironeo en esta mirada del bueno de Clint, pero
solo algo, no puede dejar de volcarse para el lado del cuento maravilloso de
honor y valores supremos, y en eso radica su debilidad.
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