Gone Girl
Gone Girl
Retorcida historia de un matrimonio que se hace daño de
manera irremediable. Hasta los límites de la muerte y la traición de fina
factura.
La historia tiene tantos giros que por momentos nos
desorienta.
David Fincher es un director de oficio (Seven es de su
cosecha y la de Benjamin Button como muestra de su arte) y vuelca todo lo que
sabe de historias aparentes y desenlaces insospechados en este relato que tiene
de bueno que nunca nos da nada por sentado.
La vida de una pareja hermosa, perfecta, el bohemio escritor
pintón que compone Ben Aflleck y la hermosa Amy, que arma Rosamund Pike (ya se
la ha elogiado pertinentemente en este blog). Amy es la mujer cuya vida ha sido
contada en libros de cuento, su madre, escritora, ha publicado cada detalle de
la niñez de “asombrosa Amy” para deleite de millones de niñas y para
sufrimiento de la Amy real, que vio como todas sus frustraciones se
convirtieron en realidad en las páginas de los libros de su madre.
Esa vida de novela será clave en la ficción que monta con
destreza para sostener un matrimonio que ya no es lo que era, pero que tiene
que aparentar seguir siendo perfecto, y sus fobias y complejos.
Pero la cosa se complicará y mucho en un momento hasta
dejarnos totalmente desorientados.
No es una gran película, pero está tan bien contada, con
tanto oficio que, a pesar de lo mal actor que es Affleck, nos deja verla, nos
hace meternos en las motivaciones y en los sentimientos de los personajes,
hasta desorientarnos.
Para los que les gustan las historias truculentas, con
finales variados, que tuercen el devenir en un momento para convertirse en otro
relato distinto, es un buen ejercicio.
Larga. Demasiado larga.
Comentarios
Publicar un comentario