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Dos palabras, una danesa y una sueca para decir Puente.
Dos miradas, dos estilos, dos idiomas, dos culturas, países
separados por un puente de 17 kilómetros de largo sobre un inmenso espejo de
agua.
Todo ajeno, lejano, frío, gris, para nosotros.
Cultura escandinava tan extraña como profunda y rica.
Un día, en el medio de ese puente, justo por la línea
imaginaria que demarca la frontera entre los dos países alguien dejará un
cuerpo sin vida en el asfalto. Concurrirán detectives y policías de las dos
ciudades ribereñas. Ese cuerpo serán en realidad dos mitades de cuerpo, torso
danés, recostado en Suecia y piernas suecas, recostadas en Dinamarca, y todo
ese misterio, que será una anécdota menor en el relato, será el comienzo de una
serie de 10 capítulos fantástica.
Los dos detectives protagónicos serán Martin Rhode (danés,
un enorme actor llamado Kim Bodnia) y Sara Noren (Sofía Helin, la sueca) los
dos con sus fantasmas a cuestas y sus peculiaridades propias de su cultura.
Convivirán, en un entramado que se centra en la relación
entre ambos, ese choque de mundos distintos, y se complementarán de tal modo,
que la amalgama hará que toda la serie cobre sentido.
Porque no estaremos solo siendo testigos de cómo van
desentrañando el misterio central del relato, a partir de sus métodos clásicos,
sino que todo girará al servicio de esa colaboración de riqueza absoluta.
Martin, atormentado, varios divorcios, atractivo, con su
denodado intento por ser correcto, encausar una familia que se le cae a pedazos
y Saga, inusual hasta la médula, trabaja 24 horas, la investigación es el único
motivo que tiene para levantarse de la cama, carece de sentido del humor y de
ironía.
Todo el tiempo nos hace pensar que está inhibida de su lóbulo
frontal. Compone una gran actuación, en todo sentido, pero sobre todo en el
físico. Hay que verla. Creo que inspirada en los movimientos nerviosos y cortos
de los pingüinos, sus miradas, sus afirmaciones, sus tics y sus manías son un
placer para la pantalla.
Sobre todo porque no son máscaras sobreactuadas y están
esencialmente al servicio del relato.
Hay dos temporadas disponibles, la primera es un clásico que
se irá construyendo de lo general a lo particular, partirá de una trama de
asesinatos aparentemente inconexos, llenos de pistas, para desembocar en un
drama individual y muy fuerte, que terminará de la peor manera.
En la segunda, los mismos personajes un año después, se las
verán con un gran complot de fundamentalistas que atacan masivamente, y con los
fantasmas de la tragedia de la primera temporada.
Tampoco va a terminar bien.
También el cielo siempre estará plomizo todo el tiempo, y
los personajes no se darán tregua en sus caídas individuales.
Como si ese fuera el costo, alto, que pagan por sus
obsesiones.
“Saga Noren länskrim Malmö” que es algo así como Saga Noren
de Malmo tierra de Krimea, es lo que escucharemos una y otra vez cada vez que
Saga atienda el teléfono o tenga que identificarse en alguna recepción. Así de
personaje es esta rubia que no llora, no ríe, y parece que solo trabaja.
Fueron dos temporadas de 10 capítulos cada una y está por
comenzar allí en la Escandinavia, la tercera temporada, que será toda una
incógnita.
Por lo demás, buenas imágenes de un lugar inóspito, gris y
desconocido y una bellísima banda de sonido, que tiene al tema Hollow Talk,
hermosamente interpretado por Choir of Young Believers.
En definitiva, vayan adonde sea para verla.
No demoren.
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