Self/Less

Self/Less



La ciencia ficción no siempre logra transferir la magia de las ideas, de los conceptos, de las sensaciones, del papel a la pantalla. Se recurre por lo general a ser más agresivos desde la realización, ahora que con las técnicas todo es posible.

Pero hay cuestiones que no se pueden transmitir solo con tecnología.

En esta película, bien dirigida, bien actuada o al menos actuada con corrección, nos encontramos con uno de esos casos en los que, estoy convencido aún sin haberlo siquiera visto, el libro es muy superior a la versión cinematográfica.

Un magnate de los bienes raíces agresivo como ninguno y exitoso como ninguno, enfrenta su decadencia física corroído por un cáncer igual de aguerrido.

Está en la etapa de balances, aunque se las arregla para demostrar que aún lo puede todo, y con toda su billetera a cuestas se anima a un experimento que lo atrae.

Nada menos que trasplantar su conciencia, su ser consciente, a un cuerpo sano.

Atraído por la tecnología y los argumentos de venta de los científicos que están detrás del procedimiento y con la confianza que le trasmiten, se embarca y lo hace.

Finge su muerte, y un día, se despierta y se reeduca en un cuerpo atlético y juvenil (compuesto por el familiar Ryan Reynolds)

Pero no todo será como le plantearon en el contrato, y pronto irá descubriendo que el cuerpo también tiene memoria, memoria de la conciencia que lo habitó y su circunstancia e historia. 

Y en esos cruces encontraremos lo bueno del planteo.

Para mi gusto la película entra en un berengenal policial innecesario.

Se complica en tiros y explosiones, cuando se podría haber resuelto el problema desde otra perspectiva y con otros recursos.

Es decir, como tantas veces pasa, nos encontramos con una película que, deriva en otra, de alguna manera traicionando el origen. Es llevadera entonces parece que se soporta, pero en el balance nos damos cuenta que se quedaron sin combustible. 

Para pasar el rato en casa, si no hay nada más que hacer.

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