Ozark Temporada 2

Ozark Temporada 2

Más oscura, más violenta, más femenina, la trama toma velocidad de agua que se va por el inodoro, y no da respiro



8 Butacas




Cuando todo parecía haberse tranquilizado, la vida de los Byrde en los tranquilos bosques del lago Ozark se complica cada vez más.

Siguen conviviendo con los mismos socios (el cartel mexicano y el matrimonio de cultivadores de amapolas, los Snell) y el proyecto de creación de un Casino en el lago, como mejor pantalla para el lavado del dinero del cartel, será el desvelo del matrimonio de Marty y Wendy Byrde, y su familia, embarcados todos en la locura de pretender un equilibrio familiar en medio de semejante panorama.

No hay manera de escapar, queda claro, ni de los socios ni del FBI ni de la presión permanente que esa situación siempre al límite impone.

La segunda temporada se desarrolla de manera más oscura y compleja. Ya conocimos a los personajes, durante la primera se presentaron, se establecieron en ese paraíso perdido de Missouri, y se arraigaron para hacer lo que saben hacer, crear empresas fantasmas, lavar el dinero que lega de a montones de un cartel mexicano

El atractivo de esta segunda temporada es que los temas ahora tienen que desarrollarse, los que quedaron plantados en la primera, que hizo foco en la huida, ahora hay que establecerse, mezclarse en la comunidad, prosperar.

Cada capítulo presenta complejidades a la trama, pero de una manera que fluye, que se despliega como lógica, no forzada.

Y a su vez, presenta a los personajes femeninos como eje central del relato, la fuerza, la fiereza, la inteligencia y la brutalidad de ese núcleo de mujeres (la esposa de Marty, la de Jacob Snell, Ruth Langmore, la hija de los Byrde y el regreso de la dueña del Blue Cat, el primer emprendimiento de lavado de Marty, son centrales en la historia).

El objetivo final será abrir un casino, pero en el medio se irán desarrollando historias de traiciones, de violencias, de negociaciones para lograr esa apertura, que nos dejarán sin aliento y no nos darán tregua.

Otra vez, a pesar del fuerte foco en los personajes femeninos, el personaje que interpreta Jason Bateman (que además dirige algunos capítulos) es de una potencia estremecedora. Es el cerebro de las operaciones, quién carga con todo el peso de las decisiones, el que se desmorona con el desmoronamiento de su familia, y el que sufre por el estrés en el desarrollo de cada tema. No tiene respiro, debe tomar decisiones todo el tiempo y en escenarios adversos y complejos, y ahí radica la empatía que despliega.

Hay algo en la serie que, si bien exagera sobre todo en esta temporada en términos de violencia, hace que el personaje de Bateman tenga alguna empatía general en el público, una cuestión de una moral extraña que hace que nos pongamos de su lado como el menos malo de todo el conjunto. 

La serie es buena, esta temporada es más compleja que la primera, y nos deja abierta la puerta para una tercera. Que esperaremos.

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