Dónde estás Bernardette?

Dónde estás Bernardette?

La pregunta sería, ¿dónde está la película?


5 Butacas




No alcanza, aunque es un placer, verla una vez más a Cate Blanchett haciendo una de esas creaciones complejas, mujeres fuertes, atractivas, intensas, con un interior que está siempre a punto de revelarse y de explotar. No alcanza.

La complejidad de su personaje se revela muy de a poco, muy a cuenta gotas y con giros a veces demasiado en los límites, tanto así, que está todo el tiempo la sensación de sorna, de burla, o de risa derivada de lo bizarro de algunas situaciones.

No tengo dudas que el libro (que se sospecha muy presente siempre, muy visible tras el esmerado pero poco efectivo guión cinematográfico) es bueno, es una novela interesante y que atrapa, pero la traducción en la pantalla no es lograda, no se puede llegar a los límites de la segura reflexión interna de la protagonista, y se reemplaza por escenas que parecen más hilarantes que intensas.

Bernardette fue una mujer exitosa, una arquitecta que logró todo lo que se puede lograr en el camino del prestigio. De muy joven sus creaciones fueron revolucionarias, complejas, bienvenidas por todo el establishment que enseguida la adoptó como una prodigio.

Esa presión, sumada a la de su matrimonio con un también joven y también exitoso ingeniero de Microsoft, determinó que siendo todavía muy joven, con mucho camino por delante, y seguramente sintiendo que había algo que todavía no podía hacer que el mundo entienda acerca de sus creaciones, decide escapar, borrarse de la escena pública y privada.

Se recluye en una casa extraña y enorme, mal entrasada y descuidada, con su marido y su hija adolescente.

Fóbica, detesta que la reconozcan, y deja de tener contacto con su vida de arquitecta famosa de la mañana a la noche.

Todos parecen haberse olvidado de Bernardette.

Pero no es así.

Mientras tanto, la película nos distrae (y está bien que así sea) con las excentricidades de las que es capaz, con las dificultades para encarar cualquier tipo de relación (en especial con los vecinos, con los padres de las compañeras de colegio de su hija) mostrándonos a una mujer intensa, inteligente, pero incapaz de convivir en un mundo normal.

Ese personaje, que CB encarna con solvencia y ternura, necesita volver a inspirarse, necesita volver a encenderse por una causa, no solo por la fama o los contratos que lloverían si esa arquitecta esplendorosa volviera a trabajar. Ya no quiere hacerlo solo por eso, por dinero y por prestigio, quiere dejar una huella, una impronta, algo que sirva.

Esa búsqueda de algo que la despierte, que encienda nuevamente su motor creativo, que la saque de ese letargo autoimpuesto, es la trama central de la película.

Esa es la mejor parte de la película. 

El tema es el mientras tanto.

Los datos que tienen que darle color a la historia, y que nos tienen que mostrar a esa mujer sufriente, y conflictiva.

Las situaciones, los momentos, las peleas, las excentricidades, no están logradas en clave dramática, sino que de alguna manera nos distraen del proceso por el que pasa la protagonista, nos desvían, nos confunden.

Y eso es un error de guión.

Solo rescato esos pasajes en los que la Blanchett es esa actriz que tanto queremos.

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