El irlandés

El irlandés

Mucho ruido, mucha expectativa, mucha polémica alrededor de este estreno que, como ocurrió con Roma de Cuarón, viene precedido de demasiada cuestión extra pantalla. Si lo que nos importa es sentarnos y disfrutar, El irlandés es muy disfrutable.



8 Butacas



El irlandés es otra buena película de Scorsese. Creo que ahí terminaría la discusión.
El formato, la duración (son 3 horas y media), las pantallas, los festivales, todo ese cotillón importan poco. 

En esas tres horas largas (la película claramente tiene dos mitades bien determinadas, lo que ayuda a verla en dos partes si la vemos en casa) MS pone una vez más todo arriba de la parrilla. Sus tomas son siempre virtuosas, la fotografía y cinematografía del enorme y virtuoso Rodrigo Prieto son un sello de calidad y son algo que se disfruta en cada toma.

Es cierto que hay una influencia excesiva de De Niro en el proceso (tanto creativo como de factura general) y eso puede resultar incómodo, sobre todo para los que no lo queremos tanto (o lo quisimos, pero nos hubiera gustado que hubiera manejado mejor su carrera), quizá ese sea para mi el punto menos sólido.

Pero la película en general es un festival para la vista y un alegato fuerte sobre uno de los misterios (de los tantos) de la política, la mafia y la guerra fría de los 60.

Es la historia de Frank Sheeran, uno de los tantos irlandeses que simpatizaron con los Kennedy, que combatieron en el frente de la segunda guerra y que, se tuvieron que ganar la vida en los márgenes.

Chofer de camiones, de vida chata y pocas palabras, un día se cruza en su vida un personaje que se la cambiará para siempre, Rus Buffalino, un indescifrable todo poderoso interpretado por el enorme Joe Pesci.

Hago acá la primera parada, Pesci está enorme en este papel, si tuviera que rankear las tras actuaciones centrales, serían Pesci, Pacino y muy atrás de Niro. Es una suerte que después de insistirle (dicen que no menos de 50 veces) haya aceptado salir de su retiro para lograr esta maravillosa actuación.

Medido, económico en sus recursos, recurriendo a miradas, inflexiones de la voz, momentos de gran voltaje interpretativo para darle vida a ese hombre que, siendo poderoso, es capaz de ternuras y sencilleces.

Ya que estoy en los actores, vuelvo con el tema, de Niro hace rato que no entrega nada que lo esfuerce, que lo ponga a prueba. En esta película tenía la oportunidad, fue él el que se entusiasmó con el guión, el que produjo con su productora, el que facilitó las cosas para que todo encaje, y sin embargo, a la hora de ponerse frente a las cámaras, su entrega es limitada, vuelve a los mohines de siempre, a las bocas torcidas, a los gestos calcados, tanto que a pesar de los ojos azules implantados, es difícil sacarse de la cabeza a los italianos que usualmente encarna. Es un irlandés extraño.

Entonces tenemos al irlandés camionero, que se las rebusca como puede para mantener a su familia, tenemos a Buffalino y hacia la mitad de la película entra en escena Pacino, encarnando a Jimmy Hoffa, el poderosísimo líder sindical del gremio de los camioneros, que no solo conducía con mano de hierro un sindicato poderoso (a él le debemos esa idea de que los camioneros puede parar toda la economía, porque ponen la leche en tu mesa y el combustible en tu auto) sino que además manejaba un fondo de pensiones de cifras astronómicas, lo que le valía que cualquiera que quisiera hacer una inversión importante, desde un hospital para una comunidad hasta un hotel proyectado por la mafia, acudieran al sindicato por préstamos.

Su poder, construido alrededor de ese dinero, del vínculo privilegiado con esos capitales informales y la política (del partido republicano de Nixon) hicieron que en la cumbre de su poder, con los hermanos Kennedy manejando la vida pública, tuviera procesos que lo tuvieron contra las cuerdas mucho tiempo.

Hasta que tuvo que ir a la cárcel por 5 años.

Buffalino es el nexo con un mundo que nunca veremos, será siempre referido como "cierta gente importante" que todo el mundo entiende pero que nadie parece saber quiénes son exactamente. Esa gente muy importante, desde las sombras dejan que alguien crezca aunque no tribute para ellos, los dejan ser, el límite es no meterse con ciertas cosas indefinidas, pero que se encargan que todo el mundo sepan que existen.

Frank ha progresado con Buffalino. A partir de ese vínculo, es llamado a trabajar al lado de Hoffa para protegerlo. 

Oí que pintas casas (el verdadero título de la película, pintar casas refiere a los cesos incrustados en una pared cuando te pegan un tiro en la cabeza) le dice Hoffa en una entrevista para tomarlo, para adoptarlo.

Y a partir de ese día irán juntos por la vida.

Y Frank navegando (no siempre de manera virtuosa) entre esos dos mundos, como nexo, y como amigo de ambos bandos.

Hará todo para conciliarlos, para que se trabaje sin roces, pero no siempre podrá.

Esa tensión es lo más lindo que tiene la película. La tensión entre ese deber ser para con los que confiaron el él desde el día uno y lo hicieron uno más (cuidando a su familia) y ese hombre al que admira al líder para el que trabaja, pero que es indócil e impredecible.

La película esboza la teoría de quién lo mató y qué hicieron con su cuerpo.

La historia dice que nunca fue encontrado.

Los datos técnicos son también sensacionales, se recrean al menos cuatro momentos históricos, con sus correspondientes ambientes de época, digitalización para rejuvenecer a los protagonistas y una música excelente.

Es una película épica de alguna manera, es histórica, es polémica, pero es una buena película.

Es la primera colaboración entre dos tipos que parecería que trabajaron juntos toda la vida, Pacino y Scorsese.

Es un volver a vivir para Harvey Keitel, que vuelve a aquellas calles salvajes de los 70 con el mismo grupo.

Es un placer enorme verlo a Pesci hacer a Buffalino.

Los diálogos, esos entrecortados, en los que no queda nada claro quién pide qué cosa pero convence, son maravillosos

Pacino dijo que el proceso de filmación (100 millones de dólares de presupuesto y 3 meses de rodaje) le recordaron la manera de filmar de los años 70. Hay algo en la manufactura que nos remite a esos días.


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