Catch.44


Cath.44

Planteada como un western moderno, esta nueva intervención de Bruce Willis en cine, el año pasado y con un papel a su medida, quizá sea lo único bueno que tiene esta película, su presencia de tipo jodido y capaz de cualquier cosa, aunque aparezca poco en pantalla.

Malin Akerman, esa rubia enorme que vimos en más de una comedia, acá hace de una jefa de equipo delictivo, algo así como una célula de malandras mujeres, a las órdenes del muy malo Mel (personaje que como nueces todo el día e interpreta Willis). Reclutada de un local de strip dance, mientras era mesera (y punga) su estrella será efímera en el mundo del hampa.

Y una noche, cuando su equipo (tres mujeres, personajes bien definidos) tenga que salir de la zona de protección a un bar de carretera para ir a buscar una entrega, la balacera nos dejará siempre finales posibles.

La estructura de western moderno está dad no solo por las carreteras, las escenas de ruta, sino y fundamentalmente por el bar de ruta, que será las veces el viejo Saloon en el que siempre, invariablemente, había candombe.

Y una sola escena, mostrada una y otra vez desde la óptica de cada uno de los protagonistas, permitirá al guión llevarnos en flashbacks permanentes a descubrir porqué, cada uno de los que estaban en ese bar, es anoche se juntaron allí. Claro, sin saber que todos, o casi todos, morirían.

Pretenciosa por momentos, bien ambientada y bien dirigida, tiene no solo problemas de guión sino que, y fundamentalmente, el problema son los actores.

Todos rostros conocidos pero siempre al borde de la sobreactuación y la berretada.

Hay momentos que son buenos, cercanos a la comedia, pero que siempre quedan a mitad de camino.

Willis y Forrest Whitaker tienen tanto, pero tanto oficio, que salvan sus respectivas ropas con sus construcciones, pero no alcanza.

Si para una noche con amigos, en casa y porque no hay otras películas a mano, ok, pero si no, ni lo intenten.

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