Hitchcock
Hitchcock
Varios temas antes de comenzar, para que no corran al cine a
buscar algo que no van a encontrar. Esta película NO es una biopic, no se van a
encontrar con un relato pintoresco de la vida del gran Hitch, ni su proceso
creativo ni nada de eso.
Vamos a ver un pasaje de su vida, el pozo en el que cae
después de cada producción, ya en Hollywood, ya en Paramaunt, ya con su fama
ganada, y sin embargo, con el mismo vacío antes de encontrar algo nuevo.
Y será Psicosis, y será ese proceso creativo el que veremos
en pantalla.
Ahora bien, después de leer Hitchcock y sus mujeres, o el de
Truffaut, reconozco que tengo ya una mirada sobre cómo era el personaje sin
conocerlo. Sus obsesiones, sus miedos, su maltrato a sus actrices, la leyenda y
los datos y las anécdotas contadas en esos y otros libros, con lo cual, ese
conocimiento hace que la vara con la que mido mi disfrute de la película sea
muy alta.
Dicho esto, tengo dos cosas para decir, la primera es
paremos con esto de que Hopkins en un genio. La verdad es que acá hace una
máscara más o menos afectada del personaje, seguro dirá que lo estudió por
meses y esas boludeces que dicen, pero lo que logra es eso, una máscara sin
emociones. Un imitador.
La segunda es, cómo es que Alma, la eterna devota esposa del
genio, que fue su jefa en los tiempos de la industria incipiente en Inglaterra,
compañera de ruta, y socia, se convierte en poco menos que la verdadera
hacedora de Psicosis? No será mucho?
Está bien que hay que aprovechar a Helen Mirren, y está bien
que se las arregla para hacer parecer a Hopkins poco menos que Mario Sapag en
sus imitaciones, pero de ahí a ponerla en el verdadero centro creativo, me
parece que es una exageración.
A mi me gustó mucho la elección de Scarlett Johanson y el
actor que hace de Anthony Perkins, no solo por el parecido físico o lo sutil
que es la composición, sino por que interpretan!! Nada menos.
La Scarlett, que está cada día más linda, está muy bien
tomándose su primera experiencia con el genio como algo natural, cimentada en
su sólida relación familiar con Tony Curtis y en su control sobre su carrera,
lo que hace que minimice o no crea todo lo que se dice de las “rubias” de las
películas de Hitch.
Tony Colette como su secretaria es otro hallazgo, está
flaquísima, casi irreconocible, pero sólida como siempre.
Y un párrafo especial para Jessica Biel, hermosa como
siempre, pero componiendo a Vera Miles, quizá el proyecto personal más
controvertido del director, y con la actriz que, al estar ligada al mismo
estudio, tuvo que trabajar a pesar de ya no quererla cerca (solo porque decidió
ser madre, justo cuando la iba a convertir en una estrella).
No hay emociones en la película, la estructura narrativa no
ayuda, no transmite nada especial.
Quiero ver la versión para tele que acaba de hacer Toby
Jones (el petiso de Capote y de Frost Nixon) para terminar de convencerme de
que Hopkins hizo cualquier cosa.
Pero también para ver, espero, algo más.
El director, que tiene una larga carrera como guionista, no
lo logra, no puede llegar a comunicarnos el talento del hombre. Se deja llevar
por sus relatos acerca de sus manías, sus obsesiones, que seguro forman parte
del todo, que desemboca en el proceso creativo, pero que seguro no conforman el
rasgo más sobresaliente.
Leí tanto acerca de cómo encaró y terminó editando la famosa
escena de la ducha, que quería ver algo de eso en la película. En su lugar,
llego a una escena en la que parece que las cosas salieron de casualidad, casi
como que Alma Reville hace el corte final de la escena a la que le agregan,
casi también por azar, la famosa música que la inmortalizó.
Demasiado maltrato a uno de los mejores.
Una buena historia, bien contada, con un Hitchcock amable que muestra ante la pantalla todas sus neuras y debilidades de la mano de Alma, su comprensiva esposa. Buenas interpretaciones para una película que hace pasar un buen rato. Un saludo!
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