Tosca
Tosca (Teatro Colón de la Ciudad de Buenos Aires Temporada 2016)
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8 Butacas
A veces uno tema, la escena lírica está siempre a merced de las nuevas ideas, algunas con forma de experimento, y no siempre salen bien. Básicamente porque se traiciona el espíritu tradicional, la esencia y el corazón de la pieza.
Por eso esta Tosca es para celebrar.
Porque no quiere ser distinta, porque decidió ser fiel a sí misma, a su espíritu abrumadoramente romántico, al poder de su melodía base, y dejarse llevar por los carriles guiados por la historia. Como un tren clásico, como un Orient Express.
Y entonces recurre al mejor de los reggiseurs argentinos, el maestro Roberto Oswlad y a sus discípulos, y recurre a un director correcto y a voces probadas y virtuosas.
Y la fiesta es completa.
Por la profundidad del escenario, que juega con todo su poderío, con su profundidad y sus posibilidades, por el tono de la orquesta, volviendo sobre una de las melodías básicas más celebradas de la ópera italiana, y por las interpretaciones, sin estridencias pero con la corrección del trabajo bien hecho.
A Marcelo Álvarez (gran reencuentro con su público compatriota) y su Cavaradossi, lo secundan una sensacional y potente Tosca, Eva-Marie Westbroek y un sombrío Carlos Álvarez como Scarpia.
Un placer ver una puesta clásica, poderosa, tremendamente musical e inspiradora.
E lucevan le stelle...
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8 Butacas
A veces uno tema, la escena lírica está siempre a merced de las nuevas ideas, algunas con forma de experimento, y no siempre salen bien. Básicamente porque se traiciona el espíritu tradicional, la esencia y el corazón de la pieza.
Por eso esta Tosca es para celebrar.
Porque no quiere ser distinta, porque decidió ser fiel a sí misma, a su espíritu abrumadoramente romántico, al poder de su melodía base, y dejarse llevar por los carriles guiados por la historia. Como un tren clásico, como un Orient Express.
Y entonces recurre al mejor de los reggiseurs argentinos, el maestro Roberto Oswlad y a sus discípulos, y recurre a un director correcto y a voces probadas y virtuosas.
Y la fiesta es completa.
Por la profundidad del escenario, que juega con todo su poderío, con su profundidad y sus posibilidades, por el tono de la orquesta, volviendo sobre una de las melodías básicas más celebradas de la ópera italiana, y por las interpretaciones, sin estridencias pero con la corrección del trabajo bien hecho.
A Marcelo Álvarez (gran reencuentro con su público compatriota) y su Cavaradossi, lo secundan una sensacional y potente Tosca, Eva-Marie Westbroek y un sombrío Carlos Álvarez como Scarpia.
Un placer ver una puesta clásica, poderosa, tremendamente musical e inspiradora.
E lucevan le stelle...
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