Redención: Los casos del departamento Q

Redención: Los casos del departamento Q

Buen guión y el eficaz ritmo narrativo escandinavo


8 Butacas



Ya habíamos hablado de "los casos del departamento Q", esa especie de cloaca de desclasados, de marginales brillantes adentro de la policía danesa, capaces de desempolvar los casos más absurdos y traerlos a la actualidad para desentrañarlos, ponerlos patas para arriba, y resolverlos.

Con la eficacia de la máquina de contar historias policiales escandinava, y el aporte de los guionistas de la saga Millenium, "los casos del departamento Q" se toman un año para producir un capítulo, lo que da como resultado un acabado fino de gran calidad.

Porque hay producción, porque hay buena calidad técnica y actoral, pero sobre todo, porque hay un guión que todo lo sostiene.

Así fueron, Misericordia, Profanación y este, Redención, como títulos sugerentes, cargados de religiosidad y el fanatismo que connllevan, y poderosamente atractivos.

La dupla de detectives, Carl Mork y Assad, sono no solo una pareja étnica dispar, sino que además, al venir de mundos religiosos distintos, le agregarán a cada historia una mirada potente, discusión entre sus propias maneras de entender lo que está sucediendo, y gran dramatismo.

El departamento Q, planteado como una especie de gran archivo de casos, es el lugar para que estos dos detectives que purgan pasados, encuentren precisamente en esos viejos expedientes de casos sin resolver o mal resueltos, una conexión con el presente que los redima de sus fantasmas personales.

En definitiva, un buen ejercicio narrativo para los que disfrutamos de esta manera de contar las historias policiales, más sórdida, menos contemplativa, más emocional, e incómoda, desde el idioma que nos plantea desafíos de atención, hasta la falta de sol en cada escena.

Imprescindibles.

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