The Affair

The Affair

La serie que arranca ahí adonde la mayoría solo terminan


9 Butacas


Un escritor de poco volumen, de esos empedernidos trabajadores en novelas eternas, que goza de la comodidad que le brinda haberse casado con la hija de un escritor famoso (y su billetera dura pero generosa), hace en familia (esposa y 4 hijos) su tedioso y complejo viaje de veraneo a casa de sus suegros en Montauk, allí, en el glamoroso confín del estado de Nueva York.

Sus vidas transcurren entre la locura de los hijos adolescentes y sus respectivas crisis de mediana edad, nada nuevo hasta acá, hasta que, en un parador a la puerta del pueblo, famoso por sus langostas, un cruce de miradas con la camarera del lugar, cambiará esas vidas para siempre.

Ese comienzo, si bien es poderoso, no deja de ser un comienzo como tantos otros, de no ser por la novedad que plantea esta fabulosa y compleja.

Cada capítulo está dividido en mitades exactas, con la mirada sobre los mismos hechos, de cada uno de los protagonistas, lo que hace que el ejercicio sea interesante y desafiante.

Todos vemos la realidad a través de nuestro prisma, nuestros valores, nuestro código para entender el mundo. Nos detenemos en detalles, en colores, en olores. Y somos capaces de contar lo mismo de manera diversa.

Ese es el atractivo central de The Affair, una magistral manera de contar.

La historia, si bien hasta acá alcanza, implica un nivel extra de lectura, ya que a la dificultad de ir viendo cómo ese romance se va convirtiendo en algo más serio, cómo se trastocan y se hacen más complejas las vidas de los protagonistas y de los mundos que los rodean, en medio de todo ese dolor y esa pasión, se va tejiendo muy pacientemente un relato policial apasionante, que recién comprendemos al final de la segunda temporada.

Un mecanismo paciente de construcción de una historia en la que, el motivo central de la serie, que es el romance entre Noah (el escritor) y Alison (la camarera) pasa a un plano secundario pero central a la vez, ya que fue ese primer paso apasionado, el que desencadenó los hechos posteriores.

Buenas interpretaciones (la pareja central son dos actores ingleses de gran registro) buena trama, buena banda de sonido, y sobre todo, un guión impecable.

De verdad es difícil dejar de verla, salirse de la silla, desentenderse de lo que sufren y gozan esas vidas cruzadas por la aventura, la toma de riesgo y el egoísmo.

Son seres complejos, que ante la adversidad, buscan los límites, se expanden, sufren y se devoran de manera violenta.

En la segunda temporada, a la compleja maquinaria de contar, se agregan las miradas de los esposos abandonados y engañados, con lo que la trama gana en frescura y dinamismo.

No hay respiro en The Affair, que empieza allí donde todas las historias terminan.

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