Apollo 11
Apollo 11
Sencillamente maravillosa. Única, dinámica, asombrosa.
9 Butacas
uno se dispone a ver una película más sobre aquella misión que puso al primer hombre en la luna. Una más, con imágenes que seguramente ya vimos mechadas con imágenes preparadas en algún estudio, pero lo que vemos es asombroso.
Es que el director Todd Douglas Miller, accede a imágenes nunca vistas y grabaciones de los intercambios de audio entre la nave, y las bases en la tierra, y compone una maravillosa historia de los momentos previos, el viaje, la llegada y la vuelta a la tierra, en lo que fue un hecho de enorme trascendencia en la humanidad.
La manera de editar, las increíbles imágenes que parecen haber sido tomadas ayer, por la calidad y todo lo que comunican, y una música electrónica que tiene la particularidad de haber sido grabada con instrumentos de la época, hacen de esta película, un culto obligatorio.
No se mete ni con las vidas de los astronautas, ni con sus historias, sino con su misión, y con el impacto que esa misión tuvo en el mundo occidental.
La intimidad de sus conversaciones con la tierra, los pequeños sustos, los momentos de distensión, todo está contado de manera suave y muy atractiva.
El tono general de la película nos remite a esos documentales de conciertos (Woostock) en los que nos atrae lo que pasa arriba del escenario, pero también abajo. Nos interesa la trastienda y el clima, el sol que brilla y la música especialmente compuesta.
Apollo 11 no intenta pasar ningún mensaje, se construye con paciencia de artesano con todo lo que está ahí, a la mano, y se lo compagina sin dobles intenciones, ni golpes bajos ni artilugios para hacerla parecer más moderna.
Ya lo es suficiente.
Es una maravilla de documental.
Sencillamente maravillosa. Única, dinámica, asombrosa.
9 Butacas
uno se dispone a ver una película más sobre aquella misión que puso al primer hombre en la luna. Una más, con imágenes que seguramente ya vimos mechadas con imágenes preparadas en algún estudio, pero lo que vemos es asombroso.
Es que el director Todd Douglas Miller, accede a imágenes nunca vistas y grabaciones de los intercambios de audio entre la nave, y las bases en la tierra, y compone una maravillosa historia de los momentos previos, el viaje, la llegada y la vuelta a la tierra, en lo que fue un hecho de enorme trascendencia en la humanidad.
La manera de editar, las increíbles imágenes que parecen haber sido tomadas ayer, por la calidad y todo lo que comunican, y una música electrónica que tiene la particularidad de haber sido grabada con instrumentos de la época, hacen de esta película, un culto obligatorio.
No se mete ni con las vidas de los astronautas, ni con sus historias, sino con su misión, y con el impacto que esa misión tuvo en el mundo occidental.
La intimidad de sus conversaciones con la tierra, los pequeños sustos, los momentos de distensión, todo está contado de manera suave y muy atractiva.
El tono general de la película nos remite a esos documentales de conciertos (Woostock) en los que nos atrae lo que pasa arriba del escenario, pero también abajo. Nos interesa la trastienda y el clima, el sol que brilla y la música especialmente compuesta.
Apollo 11 no intenta pasar ningún mensaje, se construye con paciencia de artesano con todo lo que está ahí, a la mano, y se lo compagina sin dobles intenciones, ni golpes bajos ni artilugios para hacerla parecer más moderna.
Ya lo es suficiente.
Es una maravilla de documental.
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