El embarcadero

El embarcadero

De la productiva cantera de ficción española, esta nueva creación en clave intima, de Alex Pina, en la que una muerte inesperada (más que todas las muertes inesperadas) toca de manera definitiva la vida de dos mujeres y sus circunstancias.



7 Butacas


Alejandra es una exitosísima arquitecta de un estudio muy importante de Valencia. Su vida es ideal, jóven, ambiciosa, creativa, vive un romántico matrimonio con Óscar, que, dedicado al mercado financiero, aporta lo suyo, la sostiene y mima. Una historia de amor de estos tiempos.

Unas horas después de que Alejandra ganara el concurso para hacer en China el edificio consagratorio, alguien la llama en plena noche. Le dice que tiene que ir a La Albufera, una playa de ensueño, arrocera, de la costa valenciana, porque hay un cuerpo que identificar, y entre los documentos aparece su nombre.

Alejandra estaba segura que Óscar estaba en Alemania.

Ese será el inicio de una pesadilla para ella. Que incluirá el mundo oculto de quién por 15 años fue su marido y su amor.

Verónica vive sola en una casa a orilla del agua. Despojada de cosas materiales, natural, libre de toda atadura que no sea su gente y su entorno. Se cruzará con Óscar por azar y dejará que él se enamore de ella. Y cuando le confiesa que es casado, no pondrá nunca un solo obstáculo en ese matrimonio. 

Un mundo oculto hecho de manejos extraños, de viajes no hechos, de la pérdida del trabajo sin que ella supiese, y de otra familia, a pocas horas de distancia, pero a una eternidad en términos de estilos.

Ese es el corazón de esta serie. Dos mujeres, una hija, y sus mundos de relaciones.

Y un protagonista, que si bien está muerto en el primer capítulo se las arreglará para volver siempre, ya que la historia está contada con gran destreza en forma de flashbacks, de recuerdos, de cartas y de presencias, que la hacen muy atractiva de ver.

A mitad de los 8 capítulos vamos entreviendo que no nos va a dar una sola temporada para desentrañar qué es lo que está sucediendo, y así será.

En esta primera temporada están todos los conflictos planteados, los descubrimientos paulatinos y dolorosos que va haciendo Alejandra, la influencia que en su ánimo tienen su amiga del alma y socia, su madre (Cecilia Roth, tan sobreactuada como de costumbre, haciendo el papel de una madre escritora, enamorada del vino blanco y de su voz, que es capaz de cualquier traición) pero sabremos poco del costado policial del relato.

Esto es lo que se desarrollará en la futura temporada, saber si es suicidio o si lo mataron, por qué lo hicieron y quién.

Por ahora tenemos algunas pistas de eso, nos concentramos en el conflicto de las dos mujeres, de los dos estilos de vida tan extremos, y en comprender cómo es posible que alguien se entregue a ambos con la misma pasión, el mismo cariño, las mismas ganas.

Óscar no podía optar. Mejor dicho, no quería, y así lo sustuvo.

España está dando una producción pareja, muy prolífica y de altísima calidad.

Las nuevas plataformas han buscado en esas factorías, una línea de producción para el mercado de habla hispana, y han encontrado un gran lugar para hacerlo.

El creador de El Embarcadero, Pina, es el creador de Casa de Papel, Los hombres de Paco y Vis a Vis, por ejemplo.

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