Lupin

Lupin

Entretenida. No mucho más, en el balance son más los puntos que tiran para abajo que los que tiran para arriba.


 4 Butacas



Cuando era chico y veía Jim West (una muy interesante serie del Oeste americano) quería llamarme como el ladero de Jim, Arsenio Gordon, aunque con los años, y cuando la vi en inglés supe que en realidad era Artemio.

No importa el detalle, cuando vi ese nombre intrigante, al poco tiempo ya estaba metido en la lectura del célebre personaje de Arsene Lupin de Maurice Leblanc escrito en los albores del 1900 pero de madera perenne.

Tengo frescos algunos relatos, pero sobre todo el carácter el personaje.

Es evidente que si hubieran intentado con esta producción de Netflix recrearlo, hubieran puesto mucho en juego, por la dificultad de la época, por la producción necesaria. Tampoco eligieron el camino del Sherlock de la BBC con Benedict Cumberbacht, una actualización muy trabajosa del genio de Baker Street 221B.

La elección fue crear una ficción en torno a un chico (ahora hombre) criado y educado con esas historias, un chico que, de tanto leerlas, las sabe de memoria y es capaz de actuar y pensar como su personaje ídolo.

Una historia compleja, que involucra a su padre que es acusado de un robo en casa de la familia para la que trabaja, y la necesidad de limpiar su memoria y hacer justicia lo pone en marcha.

La historia tiene puntos altos y bajos, el más alto es sin dudas el protagonista, el actor Omar Sy es un imán para la pantalla, su sonrisa, su enorme anatomía, sus miradas, lo hacen perfecto (aún para los que nos imaginamos a Lupin con otra fisonomía) y lo ejecuta con perfección.

La cuestión que definitivamente no suma es cuando la historia pretende ser muy seria, o dramática como en algunos pasajes, es otro registro, estamos en un registro de comedia, de absurdo en algunos casos (cuando entra y sale de la cárcel por ejemplo) de guiño con el espectador para dar por resueltas algunas cosas, entonces, ¿para qué el giro por el dramatismo, por la historia personal compleja que se insinúa?

Otro punto que defrauda es el de los disfraces, vemos la guarida del protagonista llena de ropa, pelucas, postizos, y se supone que es un amo del disfraz, pero en el transcurso de las situaciones vemos que todo se reduce a un sombrero o gorro de lana y anteojos, o vestirse como un repartidor de Pedidos Ya.

Una sola vez, cuando sale en TV, apela a un disfraz más elaborado.

No está bueno eso, defrauda.

Pero bien, es Netflix, ya está la segunda temporada (casi antes que la primera...) y todo suma, es suceso y se está viendo mucho en todo el mundo.

Ahora bien, le podrían haber puesto cualquier otro título y funcionaba.


 

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