The Disappearance

 The Disappearance

Comienzo ligero, que va creciendo en intensidad en una miniserie canadiense de 6 capítulos muy bien dirigida.


7 Butacas



Anthony está por cumplir 10 años, es un chico inquieto y muy estimulado por su abuelo paterno (un ex juez interpretado por el veterano Peter Coyote). El día previo a su cumpleaños tiene compartir en su grado el trabajo de investigación que le encargó la maestra y eligió contar cómo es su barrio.

Para eso trabajó pacientemente sacando fotos, revolviendo la basura, y encontrando detalles de la vida privada de varios de los padres de sus compañeros, que hicieron que la lección terminara casi al comenzar. Nadie quiere que esos detalles sean públicos.

Al otro día, en su fiesta, como todos los años su abuelo lo invitó a jugar una búsqueda del tesoro. Pero las horas pasaban y nunca llegó a su propia fiesta.

Ese es el comienzo brutal de esta buena miniserie que va cambiando a medida que transcurre, pasa de lo banal y actuaciones que suponemos algo superficiales, a lo más medular que sucedió en esa familia que gira alrededor del abuelo de Anthony.

Sus secretos, sus casos como juez que le valieron la enemistad eterna de varios condenados, pero por sobre todo su propia historia familiar y las decisiones que tomó para proteger a su familia.

Todo se irá contando con una precisión y una paciencia muy interesante, que hace que cada capítulo revele nuevas cosas y vaya ganando en intensidad.

Pasaron dos años desde la desaparición, los padres siguen adelante confiados en que sigue vivo, su abuelo es el que va empujando a la policía con sus corazonadas y su mente todavía judicial.

Hay algo de The Killing, esa belleza del mundo de las series escandinavas, y mucho de ir contando los detalles en dosis muy chicas y en momentos justos, lo que hace que la serie siga atractiva hasta el final.

La búsqueda arranca frenética, nos propone un salto de 2 años en los cuales sigue con esa intensidad, pero más enfocada al trabajo casi físico de la familia (hay un tema de psicología familiar muy fuerte, que casi la pone al borde del thriller psicológico) hasta que los datos empiezan a cuadrar, las pistas están más evidentes y el juez entiende que es un desafío a su propia inteligencia y recuerdos.

Es buena, corta, efectiva y mantiene el suspenso hasta el final.


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