Blonde

Blonde

Larga,  bella en imágenes pero dispersa, lenta y artificialmente perturbadora en un argumento errático y demasiado intencionado.


3 Butacas



Todos los que de alguna manera la queremos, tenemos una imagen, una historia de Marilyn en nuestra cabeza. La sabemos frágil, la conocimos ya deshecha, conocemos al detalle los últimos años de su vida, sus amores, sus frustraciones y dolores, lo que cargaba y lo que la hacía feliz. 

Es evidente que todos tenemos una historia de ella en la cabeza.

En mi caso, MM murió 4 años antes de mi nacimiento, está hecha de lecturas, de mucha película y documental, de fotos, que voy descubriendo hoy de a montones en cuentas específicas de Instagram (algunas increíbles) y de visitas a su casa (en LA, en la que murió) y al cementerio, a esa tapa de nicho que siempre tiene flores frescas y besos estampados, a la que le da el sol todo el día.

Entonces sabemos que tuvo una infancia difícil, sabemos que su relación con los hombres (salvo en su primer matrimonio de juventud) siempre estuvo marcada por la ausencia del padre en su vida, sabemos que se hizo lugar en la industria a fuerza de abusos por parte de productores, pero...hace falta mostrarnos exageradamente todos esos pasos?

La película de Andrew Dominik, basada en la novela de ficción Joyce Carol Oates, es un ramillete largo de estampitas animadas. Nada más que eso.

Perturbadora por demás, desde el comienzo lento y absurdo en el que vemos la relación con su madre (perturbada) nos anticipa que irá por ese callejón de los sueños rotos, que no habrá momentos buenos, que todo será tragedia y abusos y fragilidad y excesos.

Innecesario.

Blonde no es una película biopic, no busca contarnos la vida de la mayor estrella de Hollywood de todos los tiempos, se regodea en un barro pegajoso y asqueroso, sin respiro.

La Marilyn de Blonde es tonta, de tan frágil incapaz de tomar decisiones sin "dejarse llevar", solitaria y extremadamente conflictuada, que no disfrutó ni uno solo de los momentos de fama y estrellato, ni sus matrimonios, ni su vida.

Abusa hasta lo absurdo de esa crueldad en la que estuvo según la película, inmersa su corta vida de 36 años y unos 15 brillantes y ascendentes.

En medio de ese relato asfixiante y largo, escenas totalmente innecesarias, que no agregan nada a la historia, como las escenas de los abortos, la felación al JFK en un hotel de NY, todo extraño, perverso y totalmente desubicado.

Seguro que hay que plantarse en algo, al no ser una biopic, es un capricho, una narración inventada basada en el trayecto público de su carrera, de cómo esa vida que conocemos pública se hizo de retazos más o menos regulares, es la fantasía de muchos sobre lo que fue su vida, anclada en unas pocas cuestiones biográficas de verdad.

Un capítulo a parte merece Ana de Armas en su interpretación, es buena, aunque el guión y el director le exige una exageración de llanto y desnudo (todo el tiempo está llorando o desnuda y muchas veces las dos cosas a la vez) la manera de hablar, la cadencia de su voz, la particular manera de poner sus labios y mostrar su sonrisa, están muy bien logrados, y es lo que una película hecha de estampitas, de fotos animadas, merece y necesita.

Las actuaciones de Bobby Cannavale como Joe Di Maggio y Adrien Brody como Arthur Miller son muy buenas, aunque también exageradas y poco fieles.

Hay un invento, una pareja de a tres antes de Di Maggio, un trío con el hijo de Charly Chaplin y el hijo de Edward G Robinson, que es estéticamente perfecto, pero que no agrega nada a la historia, confunde y distrae.

La esperamos tanto, y solo nos quedarán algunas imágenes, algunos segundos sueltos de Blonde. Muy larga, muy pretenciosa, muy fantasiosa, sin Marilyn Monroe y con algo de Norma Jean

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