Un asunto privado

Un asunto privado

No sorprende que entre el estándar de producción del estudio Amazon y la calidad española surja esta belleza de serie de época, vibrante y entretenida.


9 Butacas



El cruce daba para pensar cosas buenas, pero la verdad es que Un asunto privado, supera las buenas expectativas que podíamos tener.

Y hay varias razones para eso, la primera es que vamos a ver 8 episodios a todo lujo y a toda producción, que es cierto, si el guión es malo, si no nos atrapa la historia o si está mal actuado no dice mucho, pero resulta que todo el resto funciona! Es decir, hay mucha inversión pero está bien inveritido.

La historia nos lleva a Galicia en la década del 40 (la construcción de época es impecable, en todos los aspectos) y a una familia, Quiroga, que celebra que han nombrado a uno de sus miembros como comisario. Es hijo y nieto de comisarios, así que todos felices del mandato familiar. Pero también es miembro de esa familia una joven, Marina, que es hermana del galardonado, pero que también tiene dotes de investigadora (sospechamos que más que el hermano) y que a pesar de ser la preferida de su padre, no puede ni siquiera entrar a la policía, que es por esos días, solo cosa de hombres.

Así que Marina se las arreglará para meterse en un caso, y meterse en muchos líos, a partir de su impertinencia y su energía y su fiel escudero, el mayordomo Héctor, encarnado en este caso por Jean Reno.

La pareja protagónica, Marina (Aura Garrido) y Reno hablando un perfecto español, es deliciosa, pícara, tierna, compinche, y además eficiente en sus investigaciones!

Marina recurre a la tecnología de la época, química, física, aparatos, para hacer de forense y de investigadora, y desarrolla una especie de Sherlock al menos en su costado de usuario de adelantos tecnológicos y química, y menos en lo deductivo (la velocidad de la comedia impide posarse demasiado sobre un tema, desmenuzarlo) y Héctor, como un Watson, será el que ponga el cuerpo, la cordura, y los límites, aunque no le salga todo el tiempo.

La música juega un rol fundamental, es incidental, pero es perfecta, un jazz my de época, con giros, ritmos y protagonismo.

Un asesino, que descubriremos que es serial muy pronto, mata prostitutas y les dibuja con el cuchillo una flor de lis sobre la piel. Por supuesto que Marina está en el lugar menos indicado para toparse con el primero de los cuerpos, y así meterese de lleno en donde no la llaman ni la quieren.

Habrá complicidades, buen ritmo, sospechosos que no son, insinuaciones, y mucha picardía en el guión.

Pero también los arreglos que tiene que hacer la pareja protagónica para que la madre del clan (Ángela Molina) no sospeche en qué está su hija, que su hermano no la frene y que los distintos policías que van interactuando con ellos, sobre todo dejen que Marina haga lo suyo para ayudarlos.

No funcionaría sin una buena historia policial detrás, y acá hay una.

No vamos a saber quién es el asesino hasta el final, y nos va a soprender de alguna manera, lo cual es un bonus track en una serie que se plantea como una comedia.

Jean Reno está muy bien en este personaje, una especie de Luis Sandrini torpe, tierno y devoto de la hija de sus patrones, que pondrá el cuerpo y su inteligencia en ayudarla a resolver el caso, y será la contención ante los reveses.

Aura Garrido, en la piel de Marina Quiroga, será una mezcla de los personajes clásicos, más cerca de la fallida Enola Holmes (la hermana menor de Sherlock que hizo su aparición hace un par de años) y muy bien construida, con sus mohines y lugares comunes, pero muy buena para ese género entre comedia y aventuras.

Es deslumbrante la serie, es muy dinámica, y tiene una buena historia que la sostiene. Gran resultado

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