Me time

Me time

La comedia americana moderna tiene sus actores, directores, guionistas icónicos, que la desarrollaron de manera increible, pero también derrapa, se repite y atora peligrosamente.


4 Butacas


Recurre a giros y a herramientas hilarantes, como las parejas muy dispares, los antagónicos que se complementan, los que buscan, el lenguaje y las situaciones escatológicas. Y por lo general funciona! El tema es que cuando se repite todo el tiempo ese repertorio, y la historia de base no es buena, la fórmula no funciona.

En Me time (tiempo para mí) la dupla protagónica es de interesante, reune a un actor que se prueba en todo el repertorio, en drama, en acción, en comedia, como es el muy católico Mark Whalberg, y el ascendente y gracioso Kevin Hart.

El ascenso de este actor histriónico (al que solo la comedia parecería que le sienta) es tan interesante que es Whalberg su partenaire, su complemento y no al revés.

Hart es un papá/mamá, que hace rato que dejó su trabajo menos lucrativo que el de su esposa arquitecta para dedicarse a la casa y a los hijos, lo hace sin quejas, con gran empeño y hasta con una precisión y esmero entrañables.

Cuando surge la posibilidad de tener una semana solo en casa, porque su esposa que trabaja mucho quiere pasar unos días de calidad con sus hijos y visitar a sus padres, desatará una semana impredecible.

No recurren a la fórmula que hemos visto del padre que debe lidiar con sus hijos con la madre de viaje (como en recientes películas argentinas y españolas bastante taquilleras) ya que en este caso Hart está cumpliendo con ese rol del que se ocupa de todo.

Con los consejos de un padre del colegio de sus hijos, querrá hacer todo lo que en compañía de su familia no puede. Lo que incluye masturbación en el lugar de la casa que elija con la puesta en escena correspondiente, jugar golf varias horas, comer lo que quiere y algunas libertades más.

Todas ellas muy bien resueltas desde la comedia, pero medio borders en general.

La semana se complica con la aparición de su amigo del alma, el personaje de Mark W, que es un despreocupado de la vida, que gasta más de lo que gana, y que tiene por costumbre celebrar sus cumpleaños como si fuera el último, con gran despliegue de traslados, vestuario y situaciones arriesgadas.

Hace años que no participa de estas aventuras peligrosas, porque su tiempo con los chicos no se lo permite.

Pero este año volverá, y todo se va a complicar.

La película entonces cambia de tono, se hace salvaje, hilarante por momentos, y le va costar volver al camino, a la historia que da pie a toda esta salvajada a la que se somete con su amigo (fiesta en el desierto con animales salvajes, un matón que viene a cobrar una deuda, final en su casa con gente extraña para seguir la celebracion, y una larga lista de etcéteras.

Es una evolución no tan interesante de esa comedia nueva que admiramos, la que llevan adelante Bates, Sudeikis o Helms, del tipo Hangover o Como matar a tu jefe.

Porque abusa de lo escatológico, porque no importa tanto la trama ni la historia base, y siempre necesitamos un lugar adonde volver, o porque los chistes a veces son demasiado locales.

Buenos Aires, nuestra ciudad, está presente en el relato ya que en la desesperación porque lo persigue un acreedor, Whalberg se quiere escapar a vivir acá!

En definitiva, medio confusa por momentos, hecha de retazos de gags que no siempre son efectivos, roba algunas carcajadas muy bien y a veces se hunde en personajes secundarios que no nos aportan nada.

Es efectiva en general, pero no está alineada con lo que sabemos que la comedia americana de grandes audiencias y grandes estudios puede ofrecer.

Con un actor histriónico no alcanza.

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