Charly García en el Teatro Colón Septiembre 2013
Charly García en el
Teatro Colón
23 de Septiembre de
2013
¿Empezará a horario? ¿Podrá terminar el show? ¿Tiene voz?
¿Está flaco? ¿Está gordo? ¿Está? García es todas las preguntas y todas las
contradicciones imaginables.
García es flaco y alto, es lento ahora, hasta torpe, es
artritis (o artrosis, nunca sé) es límite y es ternura. Es un exceso a punto de
producirse y es memoria de excesos producidos.
Y por suerte, por bendita suerte, es músico y poeta.
Por esa alquimia se metió en nuestras vidas desde la
adolescencia, y como a esos amigos del alma, le fuimos perdonando todo. Al
menos yo lo hice.
Entonces desaparecen las crónicas de malos tiempos, los
arrebatos, los problemas con las sustancias, los grafitis, y quedan las
canciones.
Una lista de esas canciones, eclécticas, hilvanadas a manera
de patchwork de recuerdos, es el repertorio de este artificio imposible, como
llamó a la travesura de Líneas Paralelas que tocó anoche y repetirá el lunes 30
en el Teatro Colón de la Ciudad de Buenos Aires.
Y hay brazaletes de Say No More, y hay elegancias dispersas,
y silencios reverenciales y grititos de desperezo, de Gran Rex, de combinado
Winco y gran estéreo.
Y hay Charly puntual, estilizado, sonriente, disfrutador,
que sabe que se va a entregar a su noche, esa noche mágica y misteriosa en la
que se convierte en el gran músico argentino y arremete con sus partituras en
el primer coliseo, mezclando sus ecos con los de Toscanini, Carusso y Pugliese.
El Colón se abre a sus melodías, que son la banda de sonido
de nuestras vidas, sin duda.
Y la entrega es total, y el público solo mueve las piernas,
cierra los ojos, comenta con la mirada al que tiene al lado “escuchá”! y todo
es fiesta
Fiesta del alma.
Fiesta de recuerdos.
Fiesta de música.
Misa pagana.
Reencuentro con el mejor García.
Será la corrección musical de Fabián Von Quintiero, especie
de gran ordenador de la travesura, columna vertebral del show, será la frescura
y la voz correcta de Rosario Ortega, los arreglos de Villarejo, las cuerdas de
los dos cuartetos Kashmir, será Bernardo Baraj y su saxo, será el negro García
López, será Jean Francois Casanovas y sus máscaras, las líneas paralelas de
láser que atraviesan el escenario, la gran pantalla telón, The Prostitution, su
banda de los últimos años. Serán todos, pero será Charly. Charly íntimo,
músico, electrónico, mordaz, medido, agudo, hijoputamente brillante.
Yo miro desde un palco y estoy quieto, como concentrado en
cada detalle.
Casi no aplaudo, no quiero quebrar el hechizo.
Y veo a través de las camaritas de los celulares.
Vía Muerta, Desarma y Sangra, dos de Pubis Angelical, Tango
en Segunda, El amor espera, No te dejes desanimar (bandoneón de Fernando
Samalea), Promesas sobre el bidet (eso que no hay en Europa dijo), Anhedonia, Yendo
de la cama al living, 20 trajes verdes, Dinosaurios, Cuchillos (con la voz de
la negra Sosa) Parte de la religión, y esa canción que escribió a las 17 años,
flojita, Eti Leda.
Yo conozco tu piel, yo conozco tu voz, como las estaciones…
Eran las 2255 y todos esperamos un bis que llegó puntual,
Inconsciente Colectivo. Todos alzamos los brazos para aplaudir el ritmo, las
luces se encendieron, nos quedamos un rato así, en comunión.
Charly ya se fue.
El pesado cortinado no se vuelve a abrir.
Pero la noche, fría, exige seguir escuchando en el auto.
Por suerte, está García un rato más, como desde que tenemos
conciencia de sonidos y canciones.
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