Séptimo
Séptimo
Es una historia chica, bien contada, muy bien actuada y con
una calidad visual muy al servicio de esa escasez de espectacularidad que
imponen las historias íntimas.
Tiene ritmo, tiene una banda de sonido que hace que el
corazón se agite en el momento justo y que la sorpresa sea sorpresa y un
cuidadísimo dispositivo de juego actoral en el que los cambios de ánimo están
muy bien logrados.
Hay una complicidad con el espectador, y eso juega como
trampa.
La complicidad es homenaje a Hitchcock. Gentes comunes metidas
en un parpadeo en una pesadilla absurda, pero bien posible.
Darín es un abogado (penalista…) que anda a mil, como los
abogados. Recién separado, está camino a una cita en tribunales para encargarse
de un asunto político y pasa a buscar a sus hijos para llevarlos al colegio.
Típicas escenas de reclamos con la que será su ex mujer en
días, papeles que hay que firmar, el apuro por lo que se viene en tribunales y
los excesos de besos a los chicos que ya no ve como quisiera.
Cuando se ponen en marcha, repiten una vez más ese juego que
tanto les gusta. Es un edificio añoso, y bajarán los 7 pisos, los chicos por la
escalera y el padre por el ascensor.
Pero esa mañana los chicos no llegan a la planta baja.
Algo pasó en el camino. Se desvanecieron.
Esa desaparición, esa tensión inicial es de lo mejor de la
película.
Y Darín le pone el cuerpo de manera vibrante. Su sonrisa,
que adora la cámara, se va transfigurando hasta convertirse en una mueca de
desesperación.
Este es el mejor momento del relato.
Después será difícil sostenerlo.
Porque la resolución es una resolución sorpresiva pero
simple.
Porque habrá un giro en el final, pero es un giro previsible
y porque hay algo que no termina de sorprender.
Eso en cuanto a la historia. Que repito, está bien, es
sólida y está bien contada, pero que a mi gusto funciona con algún
desequilibrio. La promesa inicial, la adrenalina de los primeros 20 minutos, se desvanece.
Los rubros técnicos, los silenciosos, juegan muy a favor de
la debilidad de la resolución de la trama.
Con gran protagonismo de la música y hermosas imágenes de
Buenos Aires desde el cielo, con esas tomas aéreas tan comunes en el cine
norteamericano, en el que la imagen y el sonido de la ciudad nos va metiendo de
lleno en el vértigo cotidiano, para decirnos que a cualquiera de esos que
caminan como hormiguitas llenando todo, les puede pasar algo sorpresivo.
Las pistas del protagonista son pistas creíbles, y la
resolución también lo es. Y es quizá ese aspecto el que de alguna manera está
en falta, un giro más una mueca más en la resolución de la trama, hubiese hecho
una película perfecta.
Pero está muy bien de todos modos.
Y uno se queda con esa sensación horrible. Esa sensación de
desesperación cuando algo involucra a los hijos.
Comparto la critica, tan buenos ingredientes ...me hubiera gustado un final soso, me gusto el comisario de Santoro y el portero de Zambrosky. Un inicio interesnante,si algo del Gran Alfred, no desilusiona pero daba para mas. Si fuera una maestra diria, sigue asi pero debes esforzarte mas. Otra cosa cuarta peli casi al hilo que Darin hace de Boga...nene anotate en Alcorta y empeza a estudiar, sacate las ganas.Cristian del Rosario
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