Prisoners

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Se habló mucho de esta película por lo perturbadora.
Y no es ocioso hablar de ese detalle, ya que es, a mi entender, lo que sostiene la tensión narrativa.
Es decir, es ese sentimiento que produce que el protagonista pierda de vista por una semana a su hijita de 7 años de manera misteriosa, lo que sostiene un relato que no tiene demasiada originalidad, pero que resulta efectivo.
Hugh Jackman, que está muy bien, es el padre que una mañana de acción de gracias pierde a su hija casi en el living de su casa. Se perderá con otra amiguita.
Esos son los momentos claves del film. Ese pasaje de pensar que se trata de una travesura a la desesperación por no encontrarlas, tiene una duración adecuada y está muy bien logrado. Ese instante en el que nos damos cuenta que esta vez es distinto y que algo extraño está pasando, es clave para que toto el tiempo estemos pendiente de los detalles que se irán sucediendo.
Cuando este momento inicial está resuelto, se incorporará a la historia un investigador con algunos rasgos interesantes, obsesiones, y una soledad que nos hace pensar que no tiene otra cosa que hacer en la vida que dedicarse 100% a sus casos.
Un sospechoso (gran trabajo de Paul Dano) y un entorno familiar extraño, pistas que se abren y se cierran muy rápido, y un paciente crecimiento de una historia que se va desenvolviendo muy bien, si efectos especiales ni cuestiones tiradas de los pelos, para que el contenido y la forma concuerden, y se todo creíble.
En el medio, la desesperación de un padre, la búsqueda de respuestas por propios medios, la crítica al trabajo de la policía, que siempre parece que va varios pasado más atrás y resulta morosa e insoportable. Un ambiente rural agresivo, unas historias de vida grises y complejas.
Lo mejor que tiene esta película son esos momentos iniciales, como expresé más arriba, y un final que, si bien entra algo tironeado, mantiene un elemento sorpresa.

Y eso es bueno siempre.

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