War dogs

War dogs

Dos buenos actores sostienen una historia de sistemas imperfectos


5 Butacas


Dos jóvenes con pasado barrial, dividen sus vidas en el momento de las grandes decisiones y se vuelven a ver de más grandes.

Uno, masajista de ricos y con un embarazo que arranca, otro, expansivo, extraño, escupiendo billetes por vender armas al menudeo a distintas reparticiones militares y de seguridad de Estados Unidos.

Cruzarán sus vidas y comenzarán juntos la aventura de vender armas al ejército.
Descubren que, en época de Dick Chenney y Bush hijo, las necesidades de armas son tantas, que hay manera de vulnerar los antecedentes, se construyen fácil, que hay contratos que nadie toma por pequeños, pero que son gigantes para ellos, y que de esta manera van construyendo lo que es necesario para cuando quieran jugar por las grandes ligas.

Y lo hacen, de manera desprolija, poniendo y arriesgando el cuello en más de una oportunidad lo van logrando, hasta que los contratos grandes empiezan a fluir.

El director, Todd Phillips, es más conocido por sus películas de la nueva comedia americana, es el artífice de las dos Qué pasó ayer, por ejemplo entre otras, por eso en War dogs, si bien la historia central es dramática, hay algunos sutiles toques de comedia, sobre todo, inspirados en la voluminosa expansión de carácter y de físico de Jonah Hill, que está enorme en esta película.

A su socio, Miles Teller, ya lo habíamos elogiado en Butaca al Centro, y parece ser una estrella en crecimiento en el sistema de producción de los grandes estudios.

En definitiva, la historia (que está basada en una real) es interesante, está bien contada, pero no deja de ser una anécdota hecha película, con lo bueno y lo malo que eso tiene.

No agrega mucho, no es una película que vayamos a recordar.

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