The Alienist

The Alienist

Aquellos asesinos capaces de las atrocidades más grandes, se los llamaba alienados, y a los que se encargaban de intentar descifrar esas mentes pervertidas, Alienistas. Un poco de Freud, un poco de Sherlock, en las sucias calles de Nueva York de fines del 1800


8 Butacas



The Alienist está muy bien pensada y contada. 

Con una ambientación perfecta (es increíble que se recree NYC de 1896 sin haber filmado una sola toma en territorio norteamericano) la historia nos lleva a los albores de la psicología, y más aún, a los pocos que utilizaban estas teorías aplicadas al crimen.

Un trío protagónico perfecto, conformado por un ilustrador del New York Times, (gran hallazgo en tiempos en los que las noticias se ilustraban con dibujos) un alienista y una mujer policía, la primera en llegar a un cargo en la corrupta policía de NY, van tejiendo una aventura con notas de sordidez, de misterio y de desafío intelectual que no afloja la tensión.

Una serie de muertes de jóvenes en circunstancias horrendas, con mutilaciones y signos de abuso, son el disparador para que, al encontrarse varios cadáveres en las mismas circunstancias, el alienista comience a trabajar en el caso.

Lo interesante además son los personajes.

Hay dos por lo menos reconocibles, Theodore Roosevelt, como flamante comisario de la policía (luego presidente de USA) y nada menos que JP Morgan, el multimillonario banquero que ejerce de dueño en la práctica de la ciudad.

Ellos, la sociedad en formación, los inmigrantes, las diferencias de clases, la prostitución juvenil de varones, las prácticas corruptas de la policía, la protección a los poderosos, hay mucho subtexto interesante a la hora de evaluar cuántos temas cruzan a la trama.

Del trío protagónico, que está muy parejo, quizá haya que hacer una mención especial a la experimentada Dakota Fanning, rostro evolucionado de aquella niña rubia que nos enternecía a los 5 años con una presencia poderosa en la pantalla (I am Sam, por ejemplo) a esta actriz que a los 25 ya parece muy madura, por trayectoria.

La trama, con todos estos datos de contexto, también está buena, porque se va armando con indicios, porque no es obvia, porque no recurre a resolver todo en el último minuto apelando a cuestiones que nunca vimos en el desarrollo, porque es creíble, y porque da un cierre lógico y nada caprichoso al relato.

Los indicios, la investigación (resulta increíble comprobar el tiempo que llevaban averiguaciones básicas en tiempos de no teléfono siquiera!) que se va armando a partir de indicios, pero también del trabajo científico del alienista, nos va conduciendo despacio hacia un asesino despiadado y feroz, que ataca según un código muy personal, producto de una mente perturbada y compleja.

The Alienist es una buena serie, entretenida, que logra una gran recreación de época y atrapa.

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