Killing Eve

Killing Eve

Dos mentes brillantes, una del lado del bien y otra del lado del mal (muy mal) se enfrentan en una persecución de sangre e ironía.


7 Butacas


Killing Eve es meterse de lleno en el humor inglés, en la ironía, en las situaciones violentas pero que a la vez nos pueden arrancar una risa inesperada, en diálogos rápidos y muy inteligentes, y en un juego de gato y ratón impredecible.

Una asesina a sueldo, Vilanelle, y una administrativa del MI5 inglés, que hace un trabajo de oficina mientras su mente vuela resolviendo casos que pasan afuera, Eve, son las protagonistas de esta joyita de la BBC (qué bien producen).

Una organización secreta tiene a sueldo a una asesina despiadada, una máquina de matar, que toma su trabajo con una frialdad que asusta. Refinada, compleja, con una sorna justa y una sonrisa atrapante, es el prototipo de personaje siniestro construido con rasgos para que nos caiga agradable.

El MI5 británico tiene entre sus administrativa a Eve, dueña de una inteligencia también privilegiada, hace trabajo de oficina mientras en su mente resuelve los casos casi sin esfuerzo.

Una serie de asesinatos internacionales despierta el interés y requiere que el organismo inglés se involucre y ahí comenzará la carrera.

Se atraerán, se repelerán, se harán daño, se mimarán, todo en un frenético baile de persecución y traiciones (no contamos los muertos, que también los habrá).

Los capítulos tienen la factura británica, el humor, la delgada línea entre el sarcasmo y el dolor por la violencia, y están muy bien logrados.

Son cortos, tienen una banda de sonido increíble, y terminan de manera inesperada y desconcertante, lo que hace que tengamos ganas de ver el próximo de inmediato.

Killing Eve es un producto distinto, ya hay una nueva temporada rodando, y hay que verla.

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